Los privilegios de Yecla
Desde el último cuarto del siglo XIV Yecla comenzará a recuperarse tanto desde un punto de vista demográfico como económico.
Esta recuperación tuvo que ver con la aduana de puerto seco entre los reinos de Castilla y Aragón instalada en la villa.
A ello se sumaron los privilegios reales otorgados a la villa para el comercio con el vecino reino de Valencia
Una economía de frontera
Conforme avanza el siglo XV, dejado atrás los conflictos entre Castilla y Aragón de la centuria pasada, se produce un incremento demográfico generalizado en tierras del señorío de Villena. En este contexto, también Yecla debió experimentar un despegue demográfico, unido a un despegue económico. Las cifras para comienzos de este siglo oscilan entre 400 y 750 habitantes, para pasar a doblarlas a finales del cuatrocientos (sobre 1500 habitantes).
Desde que recibiera de D. Juan Manuel el fuero de Lorca, Yecla pasó a ostentar la categoría de villa, aunque debía de ser un pequeño núcleo en las faldas de la cara norte del cerro del Castillo, próximo a la fortaleza, extendiéndose de forma dispersa por el cerro.
Como lugar de culto, podría ser que se tomara la antigua mezquita del poblado musulmán, ubicada posiblemente en la cara norte del cerro y consagrada como lugar de culto a la advocación de Santa María, lugar sobre cuyos cimientos se construiría la actual ermita del Castillo, a cuyos pies los vecinos celebrarían las primeras sesiones en concejo abierto de la villa.
A comienzos del siglo XV el poblado iría descendiendo por las faldas del cerro rompiendo la línea de muralla que se ubicaba en la parte media del mismo conectando con la antigua alquería de El Peñón y Santa Bárbara.
La mayor parte de las casas estarían excavadas en la roca para vencer la pendiente; el patrón constructivo de las mismas respondería a casas levantadas a base de tapial y enlucidas con argamasa, de dimensiones pequeñas, con muy pocos vanos para protegerse del frío; no responden a ningún trazado urbanístico sino que son levantadas de forma aleatoria conformando en algunos casos callecitas pequeñas, estrechas y retorcidas.
También en este siglo, por la parte este del cerro comenzó a descender la población hacia las faldas iniciales donde comenzarían a levantarse un núcleo de casas que dará origen al primigenio barrio de San Cristóbal.
Para finales del siglo XV, la población ya había descendido de la parte alta del cerro para ubicarse en la parte baja del mismo, comenzando a diseñar desde aquí la próxima ampliación de la villa que se abordará ya en el siglo XVI y que responde a lo que hoy se conoce como el casco antiguo de Yecla.