La torre Alfonsina
La conquista castellana de Lorca tuvo importantes consecuencias geopolíticas.
Lorca verá reforzado su rol militar al convertirse en un enclave fronterizo con al-Andalus, de ahí que se acometiesen importantes reforzamientos de la fortaleza cuyos hitos más importantes serán la construcción de nuevas torres como la alfonsina.
Este baluarte va a tener, además, un fuerte valor simbólico al representar el dominio de Alfonso X tanto sobre la villa como sobre el nuevo espacio fronterizo.
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El periodo inicial de acuerdos con los musulmanes iría cambiando a partir de 1252, fecha en la que Alfonso X el Sabio es coronado rey de Castilla. Su intervención en el reino fue ya directa, imponiendo una serie de medidas encaminadas a convertir las ciudades, villas y aldeas del territorio al modelo castellano.
Rebelión de los mudejares
El monarca, presente en la ciudad en 1257, haría de Lorca el núcleo principal del sistema militar que configuraba la frontera con Granada, al ir paralizándose los avances territoriales hacia el reino nazarí. La castellanización fue extensiva en los territorios murcianos y andaluces, lo que provocó finalmente el descontento de los mudéjares y su sublevación contra los castellanos en 1264 (ver vídeo).
Resistió la fortaleza lorquina (bajo el mando de Diego Sánchez de Bustamante) mientras huestes castellanas sometían de nuevo el reino, con la ayuda aragonesa en el sector nororiental, incluida la capital.
Pacificado el sureste en 1266, los mudéjares lorquinos fueron expulsados de la ciudad, hecho que inauguraba un nuevo periodo de neta integración a la corona castellana. La construcción de las torres en lo más alto de la fortaleza iba a simbolizar la soberanía del monarca sobre la villa y, sobre todo, sobre la frontera con Granada.
Luces y sombras de la repoblación
Para asegurar la integridad del territorio, se auspició una repoblación cristiana. El sistema era, a grandes rasgos, el siguiente: se concedían tierras y otras propiedades urbanas a cambio de estar siempre presto para la defensa.
Si antes de la sublevación mudéjar se había producido una primera repoblación algo solapada, en 1270 y 1272 se produjeron dos ya de manera abierta. Para regular la vida de los nuevos habitantes, el rey de Castilla daba a Lorca el fuero, un ordenamiento jurídico puramente castellano adaptado a la peculiaridad fronteriza (ver documento). Esto provocó la aparición de una sociedad militarizada, estructurada socialmente entre pecheros y caballeros.
Pero las condiciones diarias iban a resultar extraordinariamente difíciles para los repobladores. El peligro militar de la frontera era una realidad (ver vídeo). Las adversas condiciones climatológicas para las tareas agrícolas y la extrema inseguridad del territorio, llevaron al fracaso estrepitoso de la repoblación alfonsí.
Las áreas rurales terminaron siendo completamente abandonadas y las antiguas alquerías islámicas despobladas, mientras que quienes no pudieron o no quisieron marchar a otros lugares, fueron a instalarse tras las murallas lorquinas, configurando una sociedad eminentemente urbana.
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- Torres Fontes, J.: "TERCERA PARTICIÓN DEL REPARTIMIENTO DE LORCA", Revista Murgetana nº 073