En el mercado
La mejor época para conseguir rábanos en el mercado son los meses de primavera y verano, concretamente mayo, junio y julio. No obstante, gracias a nuevas técnicas como la plantación en invernaderos se puede degustar este alimento durante prácticamente todo el año.
Para poder elegir los que presenten una mejor calidad es necesario que los ejemplares muestren un tamaño medio, de esta forma su textura será menos fibrosa, con cuerpos carnosos, firmes, en color rojo vivo y piel suave sin fisuras. Las hojas también indican la frescura de la pieza mediante la intensidad del color. Conviene rechazar piezas blandas con el cuello amarillento.
En los rábanos se deben eliminar las zonas verdes antes de su conservación ya que pueden llevar a una desecación acelerada. Tras este proceso es aconsejable guardarlos dentro de la nevera, en bolsas de plástico perforadas, llegando a conservar sus propiedades casi intactas alrededor de 7 días.
En la cocina
El rábano fresco muestra un agradable y curioso sabor completado con suaves toques picantes, por lo que se utiliza en ensaladas para acompañar los sabores de lechugas y tomates. Pero si los comensales prefieren disfrutar de este tubérculo sin esa particularidad, basta con pelarlos para sustraer el aceite esencial que se encuentra debajo de la piel. Como aperitivo se suele acompañar con aceite, sal y pimienta o salsas.
En preparaciones más complejas destacan rehogados como ingrediente de salsas de sabor intenso en platos de carnes asadas o a la parrilla.
Sus hojas, de un verde vivo que proclama su frescura, son utilizadas de una forma muy similar a las espinacas, así como elaboradas en infusiones tras secarlas.