El rábano o Raphanus sativus L. es una planta perteneciente a la familia de las Cruciferae, cuya raíz es comestible, empleándose en numerosas ensaladas en fresco y otras recetas elaboradas. Posee básicamente dos formas características dependiendo de su variedad: redondo, con 2-3 cm. de diámetro; o alargado, de 10-15 cm. de longitud. El peso es muy variable ya que, si bien es usual encontrar piezas en torno a los 70 gramos, pueden darse ejemplares que lleguen hasta 1 kg o más. Las tonalidades de la piel y carne del rábano siempre llenan de colorido las ensaladas pues ante el verde de otras verduras y hortalizas como la lechuga o el pepino, destaca con una piel negra, morada o roja (aunque también se pueden dar blancos), así como una carne blanca, en algunas variedades asiáticas incluso rosada. Su sabor también sorprende en este tipo de preparaciones ya que les suele dar cierto toque ligeramente picante.

Variedades

Los rábanos se pueden clasificar atendiendo a dos factores básicos en su cultivo y posterior consumo: forma o color y época de cultivo.

Atendiendo a su forma y color se distinguen tres variedades:

Chino, japonés o daikon. De origen japonés, forma cilíndrica-alargada, color blanco y ciertos toques picantes en su sabor.
Negro o de invierno. Al igual que el Chino, forma cilíndrica-alargada, piel negra de difícil digestión, carne blanca mucho más adecuada para consumirla.
Rabanitos. Pueden presentar varias formas (esférica, ovalada o cilíndrica), piel de tonos rojizos, rosados, morados o blancos, con la carne siempre blanca.

Con relación a su época o temporada de cultivo se pueden clasificar en:

De primavera. Esféricos de tamaño reducido.
De verano. Alargados, adecuados para consumir en fresco.
De otoño. Alargados aunque presentando un mayor tamaño que los de verano. Para ingerirlos es aconsejable cocerlos previamente.

Propiedades nutritivas

El rábano es un alimento formado por una gran proporción de agua como elemento principal así como hidratos de carbono y fibra, por lo que aporta niveles muy bajos de calorías y es recomendado por nutricionistas en dietas reguladoras de peso.

Contiene una importante cantidad de vitaminas, destacando las del grupo C y los folatos. La primera dispone de acción antioxidante, interviniendo en la prevención de enfermedades como las cardiovasculares o degenerativas y favoreciendo la formación de colágeno, dientes, huesos o glóbulos rojos. Otro de los beneficios para la salud que proporciona esta vitamina se encuentra relacionado con la mejor absorción del hierro de los alimentos y el aumento de resistencia a las infecciones.

Los folatos, aportan su colaboración con el organismo humano en la producción de glóbulos rojos y blancos, así como en la síntesis de material genético o la creación de anticuerpos del sistema inmunológico. Debido a estas características se recomienda su consumo en mujeres embarazadas y niños ya que beneficia la correcta formación del tubo neural del feto durante las primeras semanas de gestación.

Los minerales relacionados con la composición de los rábanos son el potasio y el yodo, aunque también se dan cantidades significativas de calcio, fósforo o magnesio. Los aportes de estas sustancias mejoran la transmisión y generación de los impulsos nerviosos que participan en la actividad muscular e intervienen en el equilibrio del agua dentro y fuera de la célula. Además son indispensables para el funcionamiento de la glándula tiroides, regulando el metabolismo e interviniendo en procesos relacionados con el crecimiento. El buen control de los procesos intestinales es otra de las ventajas que muestran los minerales debido a que generan un suave efecto laxante (sobre todo el magnesio). El azufre también se encuentra como parte importante en los rábanos, contribuyendo con acción antioxidante. El potasio colabora con acción diurética y por lo tanto depurativa, mejorando la hipertensión, gota, cálculos renales o retención de líquidos.