La dorada o Sparus aurata es también conocida en algunas comunidades autónomas como zapata morisca o zapatilla, pertenece a la familia de los Espáridos, orden Perciformes.
Su cuerpo se caracteriza por ser ovalado, comprimido, alto, de cabeza grande y ojos pequeños en comparación con otros ejemplares de la misma familia. Las tonalidades de su piel engloban todo tipo de grises, desde un azulado oscuro en el dorso hasta claro en el vientre. De grandes escamas, es característico en ella una banda dorada vertical situada entre sus ojos. Se trata de un pez de carne blanca y firme que se suele vender por piezas completas cuyo peso oscila entre 800 gramos y los 3-4 Kg. Es esencialmente carnívoro, devorando gusanos, moluscos, crustáceos y pequeños peces que tritura con sus poderosos dientes. Su reproducción se da desde septiembre a diciembre, meses en los que su actividad se extiende también a las noches.
Las doradas son peces que muestran una actividad acentuada durante el día en jornadas con tiempo apacible de sol y calor. El frío, la lluvia, el viento y las nubes le afectan negativamente, al igual que los cambios bruscos de temperatura.
Diferencias entre dorada salvaje y de piscifactoría
Debido a las condiciones de vida que distinguen a una y otra se dan algunas diferencias físicas como por ejemplo:
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Las doradas de piscifactoría presentan una coloración de piel más apagada.
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Las doradas salvajes poseen una carne con menos niveles de grasa debido a su variada alimentación y al movimiento continuo en el mar. Las de piscifactoría tienen una movilidad reducida y comen piensos especiales para el engorde.
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Los ejemplares salvajes suelen alcanzar mayores dimensiones (70 cm.) que los criados en cautividad (40-50 cm).
Propiedades nutritivas y salud
La dorada es un alimento cuyo consumo aporta al organismo un contenido modesto en proteínas de alto valor biológico, así como niveles de grasa relativamente bajos, por lo que es adecuada en dietas que regulen el peso gracias a su escaso valor energético.
Las vitaminas que destacan en su composición son las incluidas en los grupos B, A y E. Entre las primeras merecen atención especial la niacina o B3 y la B12. Permiten aprovechar los hidratos de carbono, grasas y proteínas, nutrientes energéticos, e intervienen en procesos tan importantes para el ser humano como la generación de hormonas sexuales, síntesis de material genético y el regular funcionamiento del sistema nervioso. Las vitaminas liposolubles A y E le confieren propiedades de mantenimiento, crecimiento y reparación de las mucosas o la piel. Poseen acción antioxidante (en especial la vitamina E) por lo que previenen enfermedades cardiovasculares, degenerativas y ciertos tipos de cáncer.
Los dos minerales que podemos encontrar en mayor cantidad son el potasio y el fósforo, con proporciones moderadas de sodio y magnesio, así como niveles poco relevantes de hierro (los primeros resultan necesarios para la actividad normal del sistema nervioso, los músculos o el equilibrio del agua en la célula).