La diversidad de variedades existentes en Afganistán ha hecho que los especialistas en botánica piensen en este país como lugar de origen de la zanahoria. Su introducción en las costas del Mar Mediterráneo vendría de la mano de griegos (donde los autores clásicos la describen como un excelente afrodisíaco) y romanos durante el primer milenio a.C. En Pompeya, dentro de la Península Itálica, se conservan pinturas que muestran peculiares raíces en manojos, una de las hipótesis más extendidas las relaciona con las zanahorias. Los libros especializados en cocina del mundo romano hablan de un consumo en compañía de especias y vino caliente. No obstante la variedad que se daba en estos tiempos poco tenía que ver con las actuales ya que su color era púrpura o amarillento y su forma mostraba un aspecto alargado y fino.
Llegaría a España a través del Norte de África, durante la época de dominio musulmán de la Península Ibérica. Desde aquí se extendería por el resto de Europa, cultivándose variedades moradas, blancas y amarillas. Aparece en textos británicos durante el siglo XV, en una relación de bienes monásticos, aunque la generalización de su producción debería esperar al siglo siguiente.
Durante el XVII comenzaría a cultivarse la zanahoria que conocemos en la actualidad, robusta y de tonos anaranjados, su procedencia sería Holanda. Gracias a la facilidad y rapidez de su cultivo, así como al crecimiento de los mercados de productos hortícolas, dos siglos más tarde, se generalizaría su cultivo en el Viejo Continente.
También parece el siglo XVII la época de introducción de la zanahoria en América, tras haberse descubierto sus propiedades de salud para el organismo.
Zonas de producción
En la actualidad el principal productor de esta hortaliza en el mundo es China, con cerca de 7 millones de toneladas al año, seguido a gran distancia de Estados Unidos, Rusia y Polonia. España se encuentra entre los países punteros con 400.000 toneladas de producción anuales.
En la Región de Murcia su cultivo es especialmente significativo en el Campo de Cartagena y Huerta de Murcia donde se producen anualmente cifras superiores a las 860 toneladas, niveles que muestran un claro descenso en comparación con los años iniciales del siglo XXI.