Historia y distribución
El origen de la calabaza permanece aún en el aire ya que existen dos hipótesis sobre su posible lugar de nacimiento hace 5.000 años: América y Asia Meridional. Los estudios sobre su presencia en el ámbito del Mar Mediterráneo destacan que ya la cultivaban los egipcios y hebreos, así mismo, podemos encontar menciones de sus cultivo en los textos antiguos.
En un principio eran plantadas simplemente para el aprovechamiento de sus semillas, las variedades poseían una pulpa que resultaba inservible para su consumo. Pero a medida que surgieron calabazas con mayor contenido de pulpa y de sabor más afrutado se fue utilizando asiduamente en cocina.
Es posible que su introducción en el continente americano se produjera a través de Asia, llegando hasta América Central, extendiéndose con rapidez hacia el norte y el sur. Más tarde, durante los primeros tiempos de la Edad Moderna, los españoles la traerían hasta Europa, propagándose su cultivo entre los países de clima más cálido.
Las calabazas forman parte de las tradiciones folclóricas de numerosos países, así en Estados Unidos con ella se realizan las famosas cabezas iluminadas en la noche de Halloween. También con este alimento se han creado históricamente instrumentos musicales como maracas, sonajeros, cascabeles o carimbas.
Actualmente la producción de calabaza se extiende por todo el mundo, principalmente en zonas cálidas y húmedas.
En la Región de Murcia el cultivo de calabaza se encuentra extendida por municipios como Cehegín, Caravaca de la Cruz, Moratalla, Lorca, Totana, Cartagena, Fortuna, Albudeite y principalmente en Murcia.
Características
La calabaza es el fruto obtenido de la planta calabacera o Curcubita, perteneciente a la familia de las Cucurbitaceae. Presenta forma de baya esférica de gran tamaño y nervaduras marcadas, aunque también puede ofrecer un aspecto achatado, ovalado o alargado, a modo de botella. Su tamaño es muy variable, oscilando los ejemplares tipo entre los 25-40 cm de diámetro, pudiendo llegar a alcanzar algunas piezas excepcionales un peso superior a los 25 Kg. En España son muy características las calabazas cuya corteza muestra tonalidades anaranjadas o verdosas, existiendo además rojas, blancas, negras, moradas o combinados con varios colores. La pulpa es de color anaranjada o amarilla, de textura compacta o firme y sabor ligeramente insípido pero con ciertos matices dulces-afrutados. Las semillas de la calabaza se encuentran en el interior de su fruto, de forma oval, convexa, de pulpa blanca y comestible.
Variedades
Las variedades de calabaza se pueden dividir en dos tipos dependiendo de la época del año en las que son cultivadas y recolectadas:
Calabazas de verano. Su piel es fina, se recogen durante esta estación, su crecimiento es muy rápido pudiendo obtener frutos en apenas dos meses. Es aconsejable consumirlas inmediatamente después de la recolección. Su tamaño es menor que las de invierno, presentando una pulpa de tonalidades suaves. Las más características son: de cuello torcido, rondín, verrugosa, botonera, delicata, espaguetti, vinatera.
Calabazas de invierno o corteza dura. Incluye a la mayoría de las calabazas ornamentales, recogiéndose desde principios de otoño hasta finales de la estación que le da nombre. Son consumidas básicamente en tartas o al horno y sus sabor es dulce aunque algo seco. Algunos de sus ejemplares más significativos son: de cuello torcido, bellota, malabares, de la cera, cidra o almizclera y de cabello de ángel.
Propiedades nutritivas y salud
La calabaza posee un aporte calórico muy bajo ya que la mayor parte de su composición esta formada por agua e hidratos de carbono, con una mínima cantidad de grasa. A la vez es una excelente fuente de fibra que ayuda a regular el tránsito intestinal al poseer un suave efecto laxante.
Sus niveles de vitamina E, C, A o B contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmunológico, así como a mejorar el estado de la piel, cabello, mucosas, y los huesos; producen acción antioxidante e intervienen en la formación del colágeno, glóbulos rojos y dientes.
Los minerales que contiene su pulpa, sobre todo potasio y fósforo, intervienen en la transmisión y generación del impulso nervioso, equilibran el nivel de agua de las células, benefician el funcionamiento intestinal y mejoran la inmunidad. Tampoco debemos olvidar las propiedades anticancerígenas de esta planta.