Regadera
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Pedro Cano
Equipaje
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Pedro Cano

Identidad

    Pedro Cano posee un estilo propio que ha perdurado a lo largo de toda su obra, y que ha permanecido al margen de nuevas corrientes no ha experimentado cambios fundamentales de 'año en año o de país en país'. Su visión artística es la misma, ya se encuentre en su pueblo natal, Blanca, que en Nueva York, o en el Yemen. El siempre lleva consigo la Identidad de su forma de pintar que es según el propio artista : 'la mezcla de mis orígenes, de mis estudios y de un concepto muy abierto sobre la palabra 'clásico'. Su estilo se maneja dentro de unos cánones realistas.

    Después de su estancia romana, en 1984 Pedro Cano marcha a Nueva York, pero no va detrás de la vanguardia, sino todo lo contrario, como el mismo señala : 'mi pintura es la antítesis de lo que allí se lleva: un neoimpresionismo lleno de color. Yo soy un pintor que no va a la moda, sino a su aire, la pintura no sólo se compone de vanguardias, eso no me interesa, yo  estoy pintando siempre el mismo cuadro. El que es pintor, pinta, sin más. Eso es lo que yo quiero hacer y cada vez de una manera más simple ; hacer cosas ligeras, salir al campo y pintar dos o tres cosas : una luz sobre una loma, la sombra que dibuja un ribazo...'. La escritora italiana Nadia Fusini señalaba : 'Cano se impuso en el mundo americano siguiendo el eco que recibía de sus ancestros europeos'.

    No obstante, en sus viajes, los distintos estilos arquitectónicos y atmósfera, juegan un enorme papel en sus temas y en el tratamiento pictórico de sus obras.

El Color

    En todas sus obras el color se somete a las necesidades del tiempo y del espacio. El paso del tiempo uniformiza los colores, aproxima los tonos, lo que hace que en obras como 'Interior sepia'  exista una monocromía, rica en calidades matéricas, en la que se juega con las distintas tonalidades de un color y con la luz. Al eludir cualquier atisbo de exceso en el color, el pintor Pedro Cano enriquece la unidad en sus obras.

    A menudo, se nos presenta muy diluido, sobre todo, cuando utiliza las técnicas tales como: ceras, acuarelas o simples lápices de colores. En una entrevista el artista indicaba lo siguiente: 'suelo pintar al óleo las cosas grandes aunque a veces utilizo un temple que preparo yo mismo con agua y huevo, de todos modos, el dibujo con lápices de colores me da una frescura en la ejecución que difícilmente consigo con los pinceles.'

La técnica

    El pintor nunca ha dejado de pintar al óleo desde la primera caja de colores al óleo que le regaló su hermano Jesús. Cano en una entrevista de 1972 comenta: 'sigo la antigua usanza de prepararme las telas y los colores ; considero que el óleo es la base de la pintura de siempre y estoy seguro de que resistirá los ataques de los acrílicos' .

    No obstante, también es frecuente que el artista utilice la técnica de la acuarela, como ocurre en las series '59 E. 7th Street', 'Pedro Cano ad Portas' o 'Blanca' que estaban casi por completo compuestas únicamente por acuarelas. La acuarela le aporta frescura y transparencia a las imágenes.

    Además ha utilizado lápices de colores,  pastel, sobre todo en obras pintadas en pequeño formato.

    El propio artista afirma "cada técnica, cada medio tiene un sentido".

Forma de representar su mundo

    Pedro Cano basa la construcción en un dibujo exquisito, nítido e insinuador. En ocasiones, las imágenes se van desvaneciendo uniéndose con el fondo, con el espacio que les rodea, aplicando las leyes de perspectiva con maestría. Los objetos flotan entre nieblas y vaporosidades salpicadas de luz. El movimiento aparece congelado, la imagen estática. La composición es muy cuidada, sencilla y equilibrada.

    En Pedro Cano los objetos alcanzan un estado  subliminal, combinándose así, sutilmente lo transcendental y lo cotidiano. Por ello, se le ha nombrado 'como un continuador de valores pictóricos genuinamente españoles, que tienen en los 'cardos' de Sánchez Cotán o en el 'cordero' y 'las cerámicas azules de Zurbarán sus más explícitas y celebradas razones' . María del Carmen Sánchez Rojas, Universidad de Murcia, 20 enero 1983.

    Las figuras se nos presentan en reposo pero con una agitación interior, reflejada en sus rostros. El tiempo parece estar detenido, hay una sensación de quietud en las escenas, de pasión contenida.

    Las imágenes de Pedro Cano crean un mundo poético y único. Existe siempre en su obra un hálito de ensoñación, como una atmósfera irreal y lejana a los presupuestos naturalistas. El misterio del vivir cotidiano, de la huella que nuestra existencia deja en las cosas, de la herida interna y secreta de los seres que con sus sentimientos y sus gestos pasan por la vida y al quedarse quietos parecen ya estar ausentes de lo que les rodea. La ausencia y la soledad desbordan lo pictórico.

    La memoria es lo que permanece patente. Cano comenta que pose 'un interés especial por la memoria. Es decir, mis cuadros quieren decir algo de lo que ya sucedió'.

La Luz

    El color viene determinado por la luz. Ésta descubre e ilumina los objetos y los ámbitos, uniformiza los matices, aprovechándose al máximo todas las tonalidades de un mismo color. El tratamiento de la luz otorga silencio a las imágenes, que se nos presentan llenas de luz, claridad y quietud.

    Para el artista lo importante es la luz  'en mis cuadros hay algo común, porque siempre delimito previamente las zonas de sombra para que broten los espacios blancos. La luz de Roma es más matizada y tiene una veladura de oro, en cambio la de aquí ('Blanca') es más explosiva y destellante, quizá porque los secarrales hacen de espejo'.

    El pintor nos revela : 'El sol me llena de alegría, al sol pensé y realicé mentalmente casi toda mi obra'.