Etimología
El nombre genérico "Lactuca" procede del latín lac (leche). Tal etimología se refiere al líquido lechoso (de apariencia "láctea") principalmente savia que exudan los tallos de esta planta al ser cortados. Sativa hace referencia a su carácter de especie cultivada.
La lechuga, verdura con gran protagonismo en nuestras mesas, ya tenía un papel importante en la alimentación de los antiguos griegos y romanos.
Fuentes clásicas
Las alusiones que encontramos en los clásicos sobre esta verdura abarcan desde sus propiedades y tipos hasta sus contraindicaciones.
Muchas son las variedades de lechugas conocidas por los antiguos, varias han llegado a nuestros días. Las referencias que encontramos en las fuentes clásicas son tanto de lechugas cultivadas como silvestres.
Sin embargo en la remota Antigüedad -especialmente en Egipto- se rendía culto a las deidades consideradas patrocinadoras de la líbido, ofrendándoles plantas de lechuga, lo cual parecía paradójico, hasta que en el 2006 se descubrió que una presencia moderada de los alcaloides característicos de la lechuga tiene efectos ligeramente afrodisíacos, mientras que una dosis elevada actúa a la inversa, como un ansiolítico.
El autor griego de la primera mitad del siglo III Florentino en sus " Georgicas" alude frecuentemente a las lechugas, prescribiendo como uno de sus usos el de paliar las inflamaciones.
Edad Media y Moderna
Incomprensiblemente en los siglos medievales declinó el consumo de lechuga, para ser retomado de nuevo en la época Moderna, al tiempo que la hortaliza era llevada a América por Cristóbal Colón, aunque su consumo que alcanzaría sus máximas cotas en cortes europeas del siglo XVIII como la francesa, en la que Luis XVI era un indisimulado fan de este producto.
Alusiones históricas a las lechugas murcianas
Ya Plinio, en el año 50 se refería a que la mejor alcachofa del imperio se cultivaba detrás de Carthago Nova, en probable referencia a la huerta murciana. También la lechuga de la región era citada como la más verde y jugosa.