Antonio de Escaño (Cartagena, 5 de noviembre de 1752 - 12 de julio de 1814)
De entre las personalidades que destacan en la historia del municipio de Cartagena es especialmente relevante la del almirante Antonio de Escaño, segundo oficial al mando de la armada española en la batalla de Trafalgar.
Participó en el sitio de Tolón y en los combates navales de Espartel, Finisterre, San Vicente y Trafalgar. En esta última acción fue herido cuando desempeñaba el destino de mayor general de la Escuadra española. Su patriotismo y abnegación le indujeron a aceptar altos cargos de gran responsabilidad durante los difíciles días de la Independencia: el de ministro de Marina y el de miembro del Consejo de Regencia, organismo en que recayó la soberanía nacional y al que correspondió convocar las Cortes de Cádiz. Organizó la defensa de esta plaza frente a la invasión francesa
Antonio de Escaño y García Garro de Cáceres nació un 5 de noviembre de 1752, en una de las pequeñas calles peatonales que conectan en la ciudad de Cartagena la calle mayor con la calle del Aire, en una casa blasonada que aún hoy día se puede visitar.
Hijo de Martín de Escaño, capitán de infantería, que fuera regidor de Cartagena en 1736, y María Cristina Josefa García Garro de Cáceres, con abuelos de ascendencia gaditana y tradicionales vínculos con el ejército.
La familia Escaño se componía de seis hermanos, cinco niños y una niña, por este orden: José, que llegó a brigadier de Marina; Martín, que falleció joven; Mariana, que se casó con un militar; Antonio, del que tratamos; Joaquín, que se retiró de teniente de navío y Teodoro, capitán de navío. Como se ve, todos sirvieron en la Armada.
Su carrera en la marina comenzaría el 8 de julio de 1767, como guardiamarina del Departamento de Cádiz. En 1768 embarcaba en el navío El Terrible y en 1770 ya era alférez de la fragata. Sus grados fueron elevándose, en 1774 era alférez de navío, en 1782 capitán de fragata, en 1789 brigadier, en 1802 jefe de Escuadra y en 1805 teniente general.
La carrera militar de Escaño se desarrolló en dos ámbitos, por un lado en sus puestos de responsabilidad en tierra y por otro en sus facultades como marino y estratega en el mar.
En 1786 fue comisionado en Madrid para trabajar en la recopilación de las Ordenanzas de la Armada, junto a los oficiales Churruca y Mazarredo, elaborando también un Diccionario de Marina que le valdría su ingreso en la Academia de la Historia
En 1803 servía en la Comandancia de los tercios Navales del Norte, en 1808 se hacía cargo del ministerio de Marina y 1810 era nombrado Regente de España en Indias, puesto que sólo ocuparía hasta el mes de octubre, ya convocadas las Cortés de Cádiz, ciudad a la que sería trasladado, donde moriría en 1814 antes de poder consumar su traslado a su ciudad natal de Cartagena.
Desde 1810 a 1823 hubo cinco regencias, compuestas en total de diecinueve miembros, de los que cinco pertenecían a Marina. De la primera, de cinco miembros, formó parte Escaño; de la segunda, de tres miembros, formaron parte el jefe de Escuadra don Gabriel Císcar y el capitán de fragata don Pedro Agar. El teniente general don Juan María de Villavicencio fue uno de los cinco componentes de la tercera; Císcar y Agar nuevamente forman parte de la cuarta, de tres miembros. La quinta y última fue de tres miembros. dos de los cuales eran marinos: los tenientes generales don Cayetano Valdés y, por tercera vez, don Gabriel Císcar.
Como marino y oficial Escaño participó en alguno de los sucesos bélicos más relevantes de la historia de la armada española. En 1783 estuvo en la expedición contra Argel, en los conflictos de Brest, Finisterre, de la Martinica; en 1797 participó en la batalla contra la armada inglesa de Jervis, en el Cabo de San Vicente, donde pudo salvar al buque insignia de la armada, el Santísima Trinidad, siendo condecorado por ello con la encomienda de la orden de Santiago.
Pero sin duda su participación en la batalla de Trafalgar es la más relevante, dada su trascendencia. Siendo segundo jefe de la escuadra española, a las órdenes del almirante Gravina, sería el escogido para trasladar al jefe de la escuadra franco-española, general Villeneuve, la opinión española de romper el cerco de la escuadra inglesa saliendo de la bahía de Cádiz, sugerencia a la que el oficial francés se negaría.
Tras la conocida derrota infringida por la escuadra inglesa de Nelsón, de la que el almirante Escaño pudo salvar nueve buques que llegaron a fondear en Cádiz, fue el encargado de comunicar a Godoy, primer ministro de la regencia de Carlos IV, el desastre, ya que su superior, general Gravina, había sido gravemente herido. Gravina moriría días después y Escaño sería promovido a Teniente General, haciéndole entrega del bastón de mando de su anterior superior.
El once de julio de 1814 después de dedicarse, un rato a la lectura, salió a dar un corto paseo por las calles, acercándose luego a contemplar el animado movimiento del puerto. Poco después de las dos de la tarde regresa a su casa. Se sienta a la mesa y cuando su criado acude a servirle le encuentra sin señales aparentes de vida.
Según los Registros Castrenses, don Antonio de Escaño falleció el día 12 de julio de 1814, soltero y a la edad de 62 años, siendo sepultado su cadáver en la tarde del día trece en el cementerio general de San José de Extramuros de Cádiz.
En el entierro iban en cabeza comunidades y clero, siguiendo en dos filas 25 marineros y 25 artilleros, portando todos faroles de barcos; la música de los batallones de Marina tocando con sordina compases fúnebres. En el centro del cortejo iba el ataúd, que era llevado a hombros de seis granaderos. Las cintas eran asidas por caballeros de Santiago, a cuya Orden pertenecía. Después iba la Plana Mayor del Departamento, gobernador militar, generales, jefes y oficiales de las distintas armas y cuerpos y numeroso público. Cerrando el cortejo iba la guardia de honor.