Después de algunos años sin participar en competiciones federadas, el Club Deportivo Molinense resurgió en la temporada 71/72 bajo la presidencia de José Sánchez Martínez, un industrial de la localidad. El club, pese a sus escasos recursos económicos, completó dos temporadas muy dignas en Segunda Regional, en la última de las cuales estuvo luchando por el ascenso hasta las últimas jornadas de la competición.
En agosto de 1973 Joaquín Sánchez Rex, un empresario de Molina de Segura, accedió a la presidencia del equipo. Desde el primer momento mostró su intención de hacer un proyecto ambicioso que sitúara al Molinense en Regional Preferente en un plazo de dos años y para ello elaboró un presupuesto de 1.200.000 pesetas. El pasado de Sánchez Rex estaba vinculado al club, pues había sido centrocampista del Molinense en la década de 1950 (su nombre futbolístico era "Joaquinico").
El campo de El Romeral
Hasta la llegada de Sánchez Rex a la presidencia, el Molinense jugaba sus partidos en el Campo de El Romeral que estaba situado en unos terrenos que hoy están ocupados por la Avenida Gutiérrez Mellado, en el Barrio de San José de Molina de Segura (junto a la carretera de Fortuna). En una parte del antiguo campo del Molinense se sitúa ahora el Centro Integrado de Formación y Experiencias Agrícolas (CIFEA).
El terreno de juego de El Romeral quedó obsoleto para albergar los partidos del Molinense, motivo por el que el club se tuvo que trasladar al Polideportivo Municipal, cuyas instalaciones tampoco eran las más adecuadas para la comodidad de los numerosos seguidores que acudían a presenciar los partidos de fútbol. Por esta razón, la Junta Directiva tuvo que invertir 400.000 pesetas en acondicionar debidamente esta instalación deportiva.
Sin embargo, Joaquín Sánchez Rex tenía claro que Molina de Segura necesitaba un campo de fútbol que estuviera acorde con el interés que había generado el equipo durante la temporada 1973/1974 y con el aumento de aficionados que se esperaba que se iba a producir en campañas posteriores. Estas circunstancias motivaron que, a mediados de 1974, el presidente del Molinense adquiriera casi 20.000 metros cuadrados en un lugar llamado Pagos de la Arboleja en el que se construiría el futuro campo de fútbol.
Un proyecto muy ambiciosoEl proyecto de Sánchez Rex era muy ambicioso, pues no sólo tenía previsto que aquellos terrenos (que le costaron 3.500.000 pesetas) albergaran un campo de fútbol de césped (con drenaje y riego automático diseñados por el ingeniero argentino Victor Bhertori y el murciano José María Gómez Aparici), sino que además, como las tierras adquiridas tenían una superficie mucho más amplia que la que ocupa un campo de fútbol, el presidente del Molinense proyectó la construcción de una piscina, pistas polideportivas e incluso una pista de ciclismo que rodeara el terreno de juego. Según este proyecto inicial el campo de fútbol debía de estar rodeado por un graderío de 100 metros de longitud con 10 escalones para ubicar al público en diferentes alturas. En un principio se creyó conveniente que tuviera un aforo de 5.000 espectadores, aunque con posibilidad de aumentarlo si fuera necesario. El presupuesto total de la construcción de todas las instalaciones se estimaba que oscilaría entre cinco y seis millones de pesetas, sin contar el precio del terreno, que fue cedido por Sánchez Rex al Molinense.
En la temporada 74/75 se disparó el interés por el fútbol en Molina de Segura. El Molinense completó una campaña excepcional, que le llevó a lograr un record histórico de partidos consecutivos sin perder, y que atrajo a cientos de aficionados a seguir sus evoluciones, tanto en los partidos de casa como en los que disputó como equipo visitante. La pasión que despertó el equipo y el reto de competir en Regional Preferente (categoría en la que jamás había jugado el Molinense) motivó a la Junta Directiva a poner todo su empeño para que el nuevo campo de fútbol estuviera construido antes del inicio de la campaña siguiente.
La buena gestión que llevó a cabo Joaquín Sánchez Rex no pasó inadvertida para el Real Murcia, cuyo presidente, Francisco Ruano Bañón, le propuso formar parte de la Junta Directiva del equipo pimentonero. La aceptación de Sánchez Rex conllevó que el Molinense se convirtiera en filial de los murcianistas.