Manuel Fernández Caballero (1835-1906)
Nació en Murcia, un 14 de marzo de 1835 en la Plaza de los Gatos, actual ubicación del Banco de España, en pleno centro de la ciudad capitalina, siendo hijo de una familia de dieciocho hermanos.
Desde pequeño mostró un virtuosismo y dotes especiales para la música, a los cinco años formaba parte del coro de las Agustinas de Murcia y a los doce ya hacía sus primeras composiciones y arreglos de ópera. En 1850 se trasladó a Madrid para estudiar en el Conservatorio piano junto al maestro Albéniz, violín con José Vega y composición con el maestro Eslava. Por su cuenta estudio clarinete, trombón, flautín, cornetín y figle, en una clara vocación por recabar disciplinas para su futuro trabajo de orquestación.
Teatro Real
Llegó a ser primer violín en la orquesta del Teatro Real en 1853 y pronto dirigiría las orquestas de otros escenarios madrileños como el Teatro de Variedades, sería entonces cuando comenzaría sus composiciones.
En 1864 se trasladó a Cuba, dirigiendo una compañía de zarzuela, quedando en La Habana hasta 1871, fecha en la que volvería a Murcia.
De vuelta a Madrid, comenzaría sus trabajos más intensos y conocidos de composición de zarzuelas. Y entre 1873 y 1883 compondría un total de 42 zarzuelas, volviendo a los 48 años a América en una gira en la que se estrenarían muchas de sus obras, como La Marsellesa, de 1876, o Los sobrinos del Capitán Grant, de 1877.
Periplos mundiales
Entre 1886 y 1896 se establecería en Madrid, como empresario del Teatro de la Zarzuela en Madrid, y sería aquí donde se estrenarían algunas de sus composiciones como Chateaux Margeux, compueste en 1887 y El dúo de la Africana, compuesta en 1893, siendo esta última una de sus obras más populares, representada en casi dos mil funciones en la capital española y viajando con ella hasta Sudamérica, con numerosas actuaciones en Buenos Aires.
En Madrid continuaría con estrenos como La Viejecita o Gigantes y Cabezudos, su obra más famosa, estrenada en Madrid en 1898. Se llegaba a dar la paradoja, en el ambiente musical español de la época, de un compositor murciano que escribía jotas aragonesas mientras que el madrileño Chueca componía la Alegría de la huerta o la jota a la murciana Virgen de los Peligros.
Fernández Caballero tuvo que realizar muchas de sus composiciones en papel pautado especial o ayudándose de su hijo Mario, a quien dictaba las partituras, ya que un problema ocular de cataratas le había conducido a una ceguera paulatina. Obras como La viejecita, Gigantes y cabezudos y El señor Joaquín las tuvo que dictar a su hijo.
En 1899 estrena El traje de Luces, una de sus últimas obras, con libreto de los hermanos Álvarez Quintero.
Una feliz intervención del doctor Mansilla le devolvió en gran parte la vista y pudo escribir primero, y pronunciar después, el discurso de entrada, que versó sobre Los cantos populares españoles considerados como elemento indispensable para la formación de nuestra nacionalidad musical.
Además de zarzuelas, Fernández Caballero compuso música religiosa.
Homenajes en su Murcia natal
En 1903 el compositor volvía a Murcia, y su ciudad le daba un rendido homenaje, con la imposición de la gran cruz de Alfonso XII en un acto multitudinario en el teatro circo Villar, y una cena homenaje en el salón de baile del Casino de Murcia.
En Madrid, el 26 de febrero de 1906, fallecía el maestro Fernández Caballero, dejando tras de sí una obra musical abundantísima y multitud de vivencias y anécdotas dentro del panorama musical español, como su legendaria enemistad con el compositor Chapí, del que, curiosamente, fue vecino en un edificio del Paseo del Prado.