Las estepas, tradicionalmente olvidadas en temas de conservación, son sin embargo ecosistemas de alto interés, principalmente por los valores de su avifauna. En la actualidad, las estepas se pueden considerar hábitats amenazados, como consecuencia del proceso de transformación al que están siendo sometidas, en particular durante los últimos años. Entre estos procesos destacan la creación de infraestructuras y, sobre todo, los cambios en las prácticas agrícolas. Estas transformaciones son aún más aceleradas en las regiones en las que la agricultura es uno de los principales motores de la economía, como es el caso de la Región de Murcia. Por estos motivos, es necesario establecer prioridades para la conservación de estos sistemas tan amenazados y, a la vez, tan interesantes, donde concurre una proporción de especies amenazadas superior a la de cualquier tipo de ecosistema arbolado en Murcia.
El cultivo del esparto como creador de estepas
Los espartales constituyen quizá un modelo típico de la estepa murciana, aunque en su mayoría se deben a la actividad humana, ya que fueron empleados por el hombre en la elaboración de todo tipo de objetos y elementos auxiliares de la vida cotidiana.
Activamente gestionado por el hombre, el esparto fue plantado aprovechando su capacidad de reproducción vegetativa, mediante la fragmentación de macollas, hasta la década de los 50. Además, el fuego se empleó frecuentemente como agente regenerador del espartal debido a que el esparto es una planta muy resistente a las llamas, pudiendo rebrotar con facilidad. La quema intencionada producía principalmente dos efectos: en primer lugar, la regeneración de macollas, y en segundo la eliminación de competencia con otras especies menos tolerantes a la reiteración en las quemas.
Diferentes tipos de estepas murcianas
En la Región de Murcia, se pueden encontrar varios tipos de estepas, desde el ecosistema de estepa cerealista, predominando los campos de cultivo de cereal de secano (avena, trigo, cebada, etc.) pasando por zonas de barbechos, espartales y eriales, hasta llegar a otro tipo de estepas naturales como es el caso de los saladares. Dentro de esta diversidad de paisajes se engloban en Murcia, los extensos cultivos cerealistas del Altiplano, Calasparra, Lorca, Mula, Caravaca, etc., los espartales de Aledo, Jumilla, Cieza, Puerto Lumbreras, Sucina, etc., y las depresiones salinas como las del Guadalentín, Carmolí, Cope, Fortuna, etc.. lo que supone un elevado porcentaje de la superficie regional.
Tendencias del paisaje y usos esteparios
La difícil situación actual de las estepas se debe a que, por una parte, los cambios en la política agraria y en el entramado social del mundo rural están ocasionando la alteración de cultivos y la desaparición de una serie de usos y prácticas tradicionales, lo que supone una modificación importante en la gestión de estos ecosistemas y conduce a la desaparición de ciertos paisajes o un profundo cambio en sus características ecológicas. Existe aún una imagen social de las estepas como terrenos baldíos, en proceso de desertización y, que en resumen, terminan siendo objeto de "redención" mediante unas actuaciones que son incompatibles con la conservación de sus valores ecológicos, como, por ejemplo, la reversión a cultivos arbóreos, plantaciones forestales, etc.
Pero no es la pérdida del cultivo herbáceo de secano y su reversión a cultivos arbóreos el único problema de las estepas murcianas, sino que, otros cambios en los usos del suelo vienen restando extensión al territorio útil para las aves esteparias. Este es el caso, entre otros, de los cultivos forzados bajo plástico, el abandono de pastizales y las urbanizaciones e infraestructuras. Además, los núcleos restantes van perdiendo calidad también por la intensificación y sobre todo por la disminución de las superficies en barbecho, la disminución de la alternancia con leguminosas y la pérdida de linderos.