El ciclo reproductor
Los vuelos del águila perdicera son de una belleza espléndida, siendo más virtuosos y acrobáticos en la época de nupcias, aproximadamente a partir del mes de noviembre. En estos 'vuelos nupciales', las parejas de perdicera, haciendo gala de su experiencia, sacan a relucir todos sus trucos y capacidad de vuelo para el cortejo, realizando tremendos picados, ondas, vuelos de espalda, giros de ángulos muy reducidos, continuas espirales, etc. Al igual que en otras águilas, resulta habitual observar la ceremonia de entrechocamiento de garras en vuelo.
La época de apareamiento comienza en diciembre y las cópulas se prolongan hasta incluso después de nacidos los pollos. La pareja a su vez, empieza a construir el nido, o adecuar alguno ya existente, también en diciembre y enero. Normalmente cada pareja dispone de dos o tres nidos que se encuentran poco alejados unos de otros, si bien uno de ellos es el preferido y lo utilizan año tras año, acumulando ramas que arrancan de los árboles cercanos, como pinos o eucaliptos, palos e incluso hojas de esparto y de palmito, llegando a alcanzar hasta dos metros de grosor en algunas ocasiones.
La puesta se compone de dos huevos normalmente –raramente uno o tres–. Sus dimensiones suelen ser de 69 x 53 mm aproximadamente y su aspecto presenta unas ligeras manchas parduzcas distribuidas sobre un fondo blanco, aunque existe un amplio abanico de posibilidades, desde huevos totalmente blancos hasta otros fuertemente maculados.
La incubación de los huevos es una tarea casi exclusiva de la hembra, que permanece echada sobre ellos, agazapada y apenas perceptible. Este periodo de incubación dura aproximadamente 40 días, y allá por el mes de marzo o principios de abril y con un intervalo de días variable, desde uno o dos días hasta diez días de diferencia, nacen los pollos.
Los pollos son criados por la hembra, que comienza a alimentarlos inmediatamente después de su nacimiento. El procedimiento seguido es el típico entre las aves rapaces, mientras asegura fuertemente la presa con sus garras, arranca pequeños trocitos con su pico que presenta a sus polluelos.
Hacia el vigésimo día de edad, y de forma paralela al crecimiento de sus músculos, comienzan los ejercicios de vuelo. Inicialmente sólo realizarán cortas aunque abundantes sesiones, pero hacia los sesenta días de edad ya comenzarán sus primeros vuelos.
El periodo que ahora comienza es de gran importancia en el futuro de estas crías, ya que supone el aprendizaje y dominio del vuelo y de las estrategias y técnicas de la caza. Durante esta época, la relación con sus padres es bastante amplia, dada la frecuencia de los vuelos familiares y de los juegos de persecución y ataque entre sus respectivos miembros. A medida que los pollos se hacen más grandes, las atenciones por parte de su progenitora van disminuyendo.
La dispersión
En estos momentos el plumaje de los jóvenes aún difiere bastante del que tendrán en su fase adulta, ya que si bien dorsalmente son casi iguales en colorido, falta por completo la típica mancha blanca que adorna la base del cuello en los adultos. Ventralmente presentan un bonito color marrón acaramelado en el que se dibujan estrías de color negruzco. Aún no tienen la ancha y oscura banda subterminal que presentarán en su edad madura. Estos colores y plumajes juveniles van evolucionando progresivamente hasta aproximadamente los tres y medio o cuatro años de vida, cuando adquieren el plumaje adulto, aunque individuos de dos y tres años pueden llegar a reproducirse.
En el mes de agosto, aproximadamente a los dos meses de haber abandonado el nido, se borran por completo los lazos familiares y las jóvenes águilas emprenden una nueva vida, abandonando el territorio que las ha visto nacer. En esta etapa de su vida llamada 'etapa de dispersión' comienzan una vida errática llegando a desplazarse cientos de kilómetros aunque se conoce la existencia de ciertas áreas donde se concentran individuos inmaduros que no poseen un territorio que defender y que son ricos en presas para el águila. Se cree que los jóvenes visitan estas 'áreas de dispersión' durante periodos cortos, de días o semanas, para posteriormente desplazarse a otras zonas, volver a los territorios paternos o visitar otros territorios reproductivos.
Sólo se conocen 6 'áreas de dispersión' para toda España, encontrándose una de ellas en nuestra Región, en el límite con la provincia de Alicante, la cual es visitada por aguilas perdiceras nacidas tanto en diversas zonas de la Península Ibérica, como del sur de Francia.