Los sistemas hidráulicos utilizados en la región de Murcia a lo largo de la Historia y, concretamente, en época romana han tenido un doble objetivo; en primer lugar, garantizar las necesidades básicas de conducción y abastecimiento, tanto para el riego como para su utilización en establecimientos termales. En segundo lugar, el almacenamiento con el fin de asegurar la disponibilidad de recursos hídricos en épocas de carestía.
Sistemas de almacenamiento y captación de aguas
Uno de los tipos de estructuras de carácter hidráulico más frecuentes en la Región de Murcia son las vinculadas al almacenamiento de aguas pluviales, considerada por los antiguos de muy buena calidad y muy saludable. Estas cisternas tenían como principal finalidad la de servir como reserva hídrica, siendo su variedad muy grande, impidiendo realizar una catalogación general. Las hay situadas junto a los patios interiores de las casas y villas, llamadas impluvium, que recogían el agua que caía sobre el tejado de las casas. Este tipo de cisternas son frecuentes en núcleos urbanos (Carthago Nova), en villas rurales, como la descrita en la villa de Villaricos o en otro tipo de establecimientos, como la Hospedería Romana de Baños de Fortuna, donde se conservaron dos grandes balsas. Este tipo de estructuras suele ir recubierta por un mortero hidráulico, llamado opus signinum, muy resistente y completamente impermeable, fabricado mezclando argamasa con cerámica machacada.
Distribución de la aguas
Una vez almacenada el agua había que disponer los medios necesarios para asegurar su distribución. Aunque, en muchas ocasiones, casas y villas no contaron con este sistema de canalizaciones, llamadas tubuli, cuando las tuberías eran de madera, piedra o cerámica, y fistulae cuando se realizaban en metal, casi siempre plomo.
Entre todas ellas las más comunes eran las de cerámica, no sólo por ser las más económicas y fáciles de reparar, sino por ser las más salubres. A este respecto el arquitecto romano Vitrubio decía: "el agua es más sana viniendo de tubuli que de fistuale, la razón es que el plomo la vicia". (Vitrubio, De architectura, VII, 6,10).
Los tubuli de cerámica, de los que se han encontrado numerosos ejemplos en excavaciones urbanas en Cartagena y Mazarrón, estaban formados por dos partes, cuyo espesor estaba en torno a los tres centímetros, de gran diámetro, encajándose una sección dentro de la otra mediante un sencillo sistema de machiembrado. Las fistuale son más escasas; destaca la tubería de plomo conservada en la gran cisterna de la villa de Villaricos, donde desaguaba el agua recogida en el impluvium.