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Edad Media

   Los últimos años de la dominación romana en la Península Ibérica están marcados por la crisis política, económica y militar. Las continuas invasiones de pueblos norteafricanos y luego procedentes de Germania tuvieron directas consecuencias sobre los modos de vida; las ciudades, trasladadas a lugares fortificados, como La Almagra, las relaciones comerciales ralentizadas constituyendo las explotaciones agropecuarias la base de la subsistencia en el sudeste peninsular.

   El nuevo orden político y administrativo impuesto en la Península Ibérica por los visigodos, tras la desintegración del Imperio Romano, no termina con la inestabilidad. La ocupación por parte de los bizantinos del sudeste peninsular a inicios del siglo VI obligará a algunas ciudades, entre las que se incluye La Almagra, a fortificarse, pues constituyen los principales puntales de la defensa visigoda frente a los bizantinos.

   A inicios del siglo VIII se produce la invasión musulmana de la Península Ibérica; aunque, en un principio, La Almagra gozará de ciertos privilegios (mantenimiento de usos, costumbres y religión) gracias a lo establecido en el pacto de Tudmir, la ciudad entró en un lento proceso de decadencia. La población abandonaba la antigua ciudad hispanorromana y visigoda, trasladándose al nuevo centro urbano potenciado por los musulmanes y emplazado bajo el actual casco urbano de Mula.

   Durante más de cinco siglos Mula formó parte de los territorios andalusíes, tiempo durante el que adquirió la fisonomía urbana que aún caracteriza el trazado de sus calles. A mediados del siglo XIII, el infante don Alfonso ocupa la ciudad, al negarse a someterse al Pacto de Alcaraz, capitulación por la cual el reino de Murcia era entregado en vasallaje a Castilla. Se inicia un lento proceso repoblador que intentará paliar el vacío dejado por la población musulmana. La expulsión de los antiguos habitantes de la comarca del río Mula incidió no sólo en el lógico descenso del número de habitantes sino en una reducción de mano de obra especializada y el abandono de numerosos regadíos.


Edad Moderna

   Conquistado en 1492 el reino de Granada y alejado definitivamente el peligro de incursiones, Mula disfrutó de un período de bonanza económica que se tradujo en nuevas edificaciones civiles, militares y religiosas. Entre ellas destaca el imponente Castillo de Los Fajardo, fortaleza que representa perfectamente el poder de la familia Fajardo que a mediados del siglo XV había recibido por parte de la Corona el señorío sobre la ciudad  y que durante los siglo XVI y XVII mantuvo numerosos conflictos con el Concejo de Mula.