Municipios II
El origen de la población de Abarán se sitúa en la misma orilla del río, aunque con el tiempo sus edificaciones se fueron trasladando a las laderas vecinas para dejar espacio a los huertos. Su ocupación se remonta a la Edad del Bronce, pobladores a los que siguieron los neolíticos, íberos, romanos y musulmanes. En la actualidad, la industria maderera, implantada en este siglo, ha reanimado la actividad económica local.
Se encuentra rodeada de una amplia zona forestal, las sierras del Oro y La Pila, esta última catalogada como Espacio Natural Protegido por la Comunidad Autónoma de Murcia.
Entre sus monumentos más importantes destaca la Iglesia de San Pablo, construcción del siglo XVI, aunque acabada en el XVII de la que despunta su campanario visible desde todo el pueblo. El Santuario de Santa María del Oro, en plena Sierra del mismo nombre, dispone de un magnífico mirador sobre la vega del Segura y el Valle de Ricote. En su interior podemos encontrar imágenes de un gran valor artístico.
Abarán posee un conjunto de norias funcionales único en la región, tanto es así que podemos realizar la "Ruta de las Norias", que iniciamos en La Ñorica, la más pequeña. La Noria de Candelón data de 1.850 y fue reconstruida en 1988. La Noria Grande, ubicada en el Molino de Papel, es la de mayor diámetro de las existentes en España (11.92 metros), y su primer proyecto de construcción data del año 1.805. Concluimos el itinerario en la noria de Don García.
Ojós se extiende entre la falda de una pared montañosa y el margen derecho del río. A principios del siglo XVI, los musulmanes de Ojós, es decir la totalidad de su población, se convirtió al cristianismo. La impronta árabe quedó patente pues se dice que es la zona de la región donde se mantienen puros los rasgos moriscos.
Dentro del casco urbano se sitúa la Iglesia de San Agustín, pintada de ocre y blanco siguiendo el estilo de la zona. En pleno centro un lavadero público continúa desarrollando su misma función. En Ojos ha sido muy importante la existencia de norias, y algunas de ellas se conservan en muy buenas condiciones.
En los alrededores de Ojós merece la pena que nos detengamos un momento. Cerca del Embalse del Mayés, se encuentra una pequeña ermita dedicada a San Joaquín y Santa Rita. El Salto de la Novia, peñasco desde el cual, según la fábula, se arrojó al vacío una muchacha al saber que su amado había muerto.
No lejos del pueblo, el río forma el Azud de Ojós. Con el término de Azud designaban los musulmanes a esta presa. El Azud de Ojós se incluye en el Inventario Regional de Zonas Húmedas por su importancia para las aves acuáticas.
El embalse está caracterizado por ser uno de los de la región con aguas más dulces y pobres en nutrientes, lo que se debe a la alta tasa de renovación de sus aguas. La pendiente tan escarpada de sus orillas no permite la típica vegetación lacustre. Por todo ello, el Azud más parece un ensanchamiento del río que un embalse.
La garza real habitualmente inverna aquí y, además de ella, nos podemos encontrar con patos prácticamente de todo tipo, aunque predominan los buceadores, y más aves invernantes como el zampullín chico, el somormujo lavanco y el cormorán grande. También podemos ver mosquiteros, currucas, lavanderas, mirlos y tuercecuellos.
La fauna terrestre asociada al embalse es un buen indicador de la naturaleza de sus aguas, como la rata de agua; entre los reptiles destacan las culebras de agua y el galápago leproso y en cuanto a anfibios tenemos la rana común y el sapo común.
La vegetación ribereña está constituida por cañas, con manchas de carrizo y anea, así como juncos en las vaguadas y ejemplares arbustivos de taray.
Ulea se encuentra al pie del Monte del Castillo, en el margen izquierdo del río Segura. El casco urbano antiguo está constituido por dos calles principales que van de una punta del pueblo hasta la otra y varias calles paralelas a éstas. En el centro del pueblo se encuentra la iglesia parroquial de San Bartolomé, una antigua mezquita reconvertida en iglesia, que se levantó en el siglo XV. Su fachada domina la plaza y su campanario se destaca sobre los tejados de la población. También es importante el templete octogonal sobre ocho arcos llamado de Henchidor, que está revestido de mármol blanco y gris.
Plaza fuerte en la Edad Media, conserva, aunque muy degradado, su castillo y fragmentos de muralla. Se conserva también una pila, llamada de la Reina Mora. Seguramente fue un puesto de vigilancia de entrada al valle, aunque la leyenda dice que era el lugar donde se bañaba la favorita de Aben Hud.