El río Segura
La auténtica vida de Murcia y de su Huerta la proporciona el río Segura. Su paso por Murcia representa la madurez de un trayecto que, no obstante, no llega a los tres kilómetros, desde el Golgo hasta la curva de la Azacaya, que viene a ser la parte de río que discurre por la zona urbana de la capital. El Golgo es un recodo que era visitado con cierta frecuencia por los muchachos y jóvenes de los años veinte a los cuarenta. Se halla a la espalda del Colegio de Maristas del Malecón, y era utilizado antiguamente a modo de playa.
En el centro de Murcia, el río se quedaba encerrado entre los muros de contención, construidos por el ingeniero militar Feringán. A una orilla los Molinos (hoy museo) y a otra la Glorieta, el Ayuntamiento y el Palacio Episcopal.
Encauzado desde hace años, debido a los graves peligros de inundaciones para la ciudad, el Segura en nuestra capital atesora una singular fauna, principalmente aves, como pollas de agua, ánades reales, mosquiteros y carriceros; también insectos como libélulas y caballitos del diablo.
A la salida y a la entrada de nuestra capital, el río no sufre la fuerte presión humana, y enriquece sus valores naturales tanto en la fauna como en la flora. Los carrizos y las choperas son frecuentes, haciendo afortunado el paso del río que moja sus orillas.
La importancia de las ramblas de Murcia
La diversidad de ramblas de Murcia viene marcada por las heterogéneas características de las rocas que conforman su subsuelo. Esto engloba cuatro sectores diferentes, que encierran cuencas hidrológicas con distintos sistemas, según el caso. De esta manera, encontramos diversos ambientes con un mismo nombre de ramblas, en concreto cuatro ambientes que podemos denominar como: efímeras, saladas, dulceacuícolas y salobres.
Ocho son las ramblas que están vinculadas al término municipal de Murcia: las Ramblas del Valle, Garruchal, Sangonera, Los Jubilados, Los Serranos, del Puerto de la Cadena, Salada y Barranco del Sordo.
La estrecha interrelación entre el medio acuático y el terrestre da paso a interesantes comunidades biológicas, que aprovechan las oportunidades que les brinda este ambiente tan particular.
La flora de estos lugares varía en función del tipo de suelo y de la estacionalidad de sus aguas, pero todas ellas poseen, frecuentemente, carrizos, juncos, tarais, alcaparras, limonios y baladres.
En cuanto a la fauna, ésta viene representada por animales ligados a los ambientes acuáticos, influidos por la presencia cercana a núcleos urbanos; numerosos insectos acuáticos, roedores y depredadores de éstos, como lechuzas, cernícalos y zorros.