En el mes de diciembre de 1917, uno de los huertos cercanos al edificio de la Torre de la Marquesa se había transformado en un campo de fútbol de tierra. El terreno de juego estaba rodeado de moreras y muy cerca del mismo había una acequia. Los aficionados interesados en presenciar los partidos debían de ir por el Arco de la Aurora y por el Camino del Portillo de San Antonio, bordeando la huerta por sendas estrechas.
La inauguración del campo estaba prevista para el 8 de diciembre en un encuentro que debía de enfrentar a dos equipos compuestos por jugadores del Murcia Foot Ball Club (la entidad había cambiado su denominación pocos meses antes). Sin embargo, el partido tuvo que ser aplazado por la lluvia. Los miembros del club acordaron retrasar la inauguración hasta fechas navideñas, aunque en las mismas la meteorología volvió a ser adversa. Finalmente la directiva decidió jugar en enero ante el Hispania de Orihuela
Partido de inauguración
El 27 de enero de 1918, a las tres de la tarde, se inauguró el campo de fútbol de La Torre de la Marquesa en un encuentro que enfrentó al Murcia Foot Ball Club y al Hispania. Para atraer a los ciudadanos al campo, la directiva contrató a una charanga de Santiago y Zaraiche. En la víspera del partido hubo pasacalles por toda Murcia, lanzamiento de cohetes y reparto de prospectos. La entrada más cara, con derecho a asiento, era de 50 céntimos, mientras que el precio de la general valía la mitad. Sin embargo, la asistencia de espectadores fue muy escasa porque el fútbol aún no había alcanzado las cotas de popularidad que tenía en otros lugares y porque algunas horas antes del encuentro cayó una fuerte lluvia que retrajo la asistencia de los aficionados.
El encuentro, que fue arbitrado por el propio Alfonso Guillamón, finalizó con victoria del equipo murciano por 10-0. Aquella histórica alineación estuvo formada por Gálvez; Maldonado, Fernández; Gilabert, Saura, Abellán; Marcos, Alburquerque, Plaza, Sánchez Hernández y Tomás. El Hispania actuó con Juan Manuel; Lucas, G. Bueno; Cremós, Andreu, Bofill; Lacárcel, L. Bueno, Herrero, Abad y Cartagena El partido estuvo amenizado por una banda de música con la que la directiva había acordado que debía de tocar un pasodoble por cada gol que marcara el equipo. Las malas noticias llegaron a la conclusión de la contienda, cuando se presentó el recaudador de un arbitrio municipal con una reclamación. La recaudación del partido, que ascendió a la escasa cantidad de 40 pesetas, no era suficiente para pagar la deuda. Sin embargo, los directivos tuvieron la suerte de que el recaudador resultó ser el padre de Jesús Pagán, uno de los jugadores de la plantilla y todo se arregló satisfactoriamente. De otro modo, los afectados hubieran tenido que poner dinero de su bolsillo para pagar el importe reclamado.
Primera victoria ante un equipo de Madrid
En un principio, todos los contrincantes fueron equipos de la zona levantina (Gimnástica Dolorense, Victoria de Cartagena, Illice de Elche, Alicante, Deportivo La Unión...etc.) hasta que los días 3 y 7 de abril visitó el campo un equipo de Madrid, el Stadium que disputó dos partidos y ganó ambos por 1-0. En diciembre de 1918 el club madrileño regresó a Murcia para disputar otros tres encuentros que acabaron con los resultados de 1-2, 1-0 y 0-0. El partido que finalizó con victoria del Murcia se disputó el 27 de diciembre y ha pasado a la historia por ser la primera vez en la que un equipo de la ciudad de Murcia derrotaba a un club madrileño.
En el año 1919 se disputaron muy pocos partidos en la Torre de la Marquesa ya que a principios de año se paralizó la actividad por diferencias económicas entre los dos arrendatarios, Alfonso Guillamón y Ramón Ángel Cremades. Después de varios meses de litigios, Cremades se hizo con los derechos del campo y constituyó una nueva sociedad deportiva llamada Levante de Murcia que vestía camiseta color verde manzana. A principios de 1920, la prensa local convocó a aquellas personas interesadas en formar parte del equipo de fútbol a que se presentaran a unos entrenamientos. En la primavera de ese año se reanudó la actividad futbolística.
Despegue del fútbol murciano
El campo de la Torre de la Marquesa fue el escenario del despegue definitivo del futbol murciano que comenzó a fraguarse en la temporada 20/21 cuando el equipo se proclamó campeón de la región levantina que comprendía las provincias de Castellón, Valencia, Alicante, Albacete y Murcia.
La directiva logró reunir a una plantilla de alto nivel en la que destacaban el portero Juseph, el defensa Pagán, el centrocampista Montoro y el extremo Sebastián Servet. Los cuatro fueron protagonistas destacados de los éxitos que tuvo el equipo en el siguiente lustro. La cercanía del nuevo campo de fútbol y la calidad de los jugadores propiciaron un aumento espectacular en el número de espectadores. Los apenas 100 aficionados que se congregaban en la Torre de la Marquesa en sus primeros tiempos pasaron a ser más de mil en apenas dos años, cifra que aumentaba considerablemente cuando se producían los enconados duelos de rivalidad con el Cartagena.
En septiembre de 1922 el club adoptó el nombre de Murcia F.C. tras una reunión celebrada en la casa de un directivo llamado Justo Navarro. Como éste se dedicaba a la industria del pimentón los allí reunidos decidieron que el club vistiera camiseta "rojo pimentón". Posteriormente, el club siguió creciendo gracias a la llegada de futbolistas de otros equipos a quienes la directiva les ofrecía un buen sueldo y un puesto de trabajo de acuerdo con sus aptitudes. En esta época llegaron Ariño que procedía del Betis, Castro de la Ferroviaria de Madrid, Roselló del Racing de Madrid...etc.
El campo desaparece
En 1924, el Conde de la Real Piedad llegó a un acuerdo con la administración para la utilización del terreno en el que se encontraba el campo de fútbol de La Torre de la Marquesa como prisión y como estación del ferrocarril de Caravaca por lo que comunicó a la directiva murcianista que buscara otra ubicación para construir un campo de fútbol. Por otra parte, el nuevo campo ya se había convertido en una necesidad porque el aumento de la popularidad del fútbol no estaba acorde con una instalación que ofrecía muy pocas comodidades a los espectadores, muchos de los cuales seguían las incidencias del juego sentados encima de la tapia.
El 7 de diciembre de 1924 el equipo local (que ya se llamaba Real Murcia) disputó su último partido en este campo derrotando al Natación de Alicante por 2-0. A partir de entonces, el Real Murcia pasó a disputar sus partidos en el "Stadium" de La Condomina.