El poblado de Siyâsa es un modelo habitual de asentamiento rural andalusí en altura, protegido por un sistema defensivo que comprende lienzos de murallas y dos recintos fortificados situados en la zona más elevada del altozano. La zona destinada a viviendas y vida diaria se extiende por las laderas norte, sur y este del Cerro del Castillo de Cieza, mientras que en la cumbre del promontorio se sitúa la fortaleza, a aproximadamente 400 metros de altura, compuesta por un primer recinto amurallado, amplio, que acogería a la totalidad de la población en caso de peligro y un reducto fortificado o celoquía, más pequeño y elevado, que serviría como último bastión defensivo. Desde aquí partiría la línea de murallas que englobaba al poblado estable.
Los asentamientos en altura fueron muy frecuentes durante los siglos XI, XII y XIII en al-Ándalus, algunos de los más destacados en la Región de Murcia serían los castillos de Lorca, Nogalte, Aledo y Alhama de Murcia, situados en el Valle del Guadalentín, así como los de Monteagudo y Molina de Segura, en las cercanías de la ciudad de Murcia.
Eran tiempos de conquista y reconquista en la Península Ibérica por parte de musulmanes y cristianos. Los poblados de esta zona necesitaban grandes defensas para mantener sus posesiones, por este motivo las condiciones naturales de cualquier asentamiento se tornaron imprescindibles a la hora de salvaguardar el territorio. El monte en el que se encuentra ubicado Siyâsa presenta gran seguridad, ampliada por sus fuertes construcciones protectoras, siendo algunos sectores prácticamente inaccesibles, tal es el caso de la ladera oriental. En definitiva, una ciudad elevada, en el interior de una muralla, salvaguardada por una alcazaba, que tenía como base de su economía el cultivo de campos de riego con agua del Segura y el pastoreo en las cercanías.