Durante la Edad Moderna Murcia siguió manteniendo sus sistemas hidráulicos de riego, puesto que la agricultura era la base económica de sus pueblos. El incremento poblacional de los siglos XVII y XVIII condujo a la ampliación de las superficies irrigadas y a la búsqueda de nuevas estructuras de acopio y distribución.
De 1733 es por ejemplo el acueducto de Zarzadilla de Totana y a finales de este mismo siglo se construirían los pantanos y presas de Puentes y Valdeinfiernos, todas ellas obras del extenso municipio de Lorca, aquejado siempre de un constante déficit hídrico.
Compañías extranjeras
Durante el siglo XIX, y aprovechando el gran desarrollo de la minería en áreas del Campo de Cartagena, alguna de las compañías extranjeras que invertían en los procesos industriales de extracción del mineral se interesaron por los recursos hídricos naturales de algunas fuentes.
Distintas sociedades dedicadas a la conducción de agua, como la inglesa Cartagena Mining and Water Co.Ltd. y la Sociedad de Aguas de Santa Bárbara, establecieron sistemas de conducción de agua para abastecer las ciudades y pueblos más importantes de la comarca, aprovechando los recursos de manantiales y acuíferos naturales de diputaciones como Perín y Los Puertos de Santa Bárbara.
Últimos adelantos
Sistemas de tuberías y motobombas para impulsar el agua se utilizaron tanto en estas redes de traslado de agua como en la progresiva explotación de pozos o aljibes que fueron dejando atrás los sistemas y maquinarias tradicionales toda vez que, en el caso de los sistemas de riego, se vieron obligados a cambiar.
A partir de los años sesenta y setenta, gracias al impulso de la economía agraria de la región, se fueron sustituyendo los riegos tradicionales por inundación por sofisticados métodos de riego por goteo. Estos sistemas precisan de balsa de acumulación de agua de la que se proveen para regar los cultivos con pequeñas tuberías y a través de las cuales, además del riego, se puede aportar a la planta los abonos necesarios que se mezclan en depósitos.