Aprovechar el volumen hídrico de un río para regar amplias extensiones de terreno, este fue el objetivo de los musulmanes tras la conquista del territorio murciano a los visigodos, territorio que hasta aquel momento, y según los hallazgos arqueológicos y fuentes históricas, no había sido explotado de forma tan intensiva.
Aún hoy día continúa el debate sobre el origen de los sistemas de regadío, queriendo apreciar cierta influencia romana en el entramado y artefactos hidráulicos musulmanes.
Pero la despoblación del siglo III después de Cristo y la no continuidad visigoda de muchas explotaciones rurales indicarían una cierta parálisis dentro de la historia de la ingeniería hidráulica en Murcia y de los sistemas de explotación agrícola de sus tierras.
Herencias e innovaciones
La hidrología y la mecánica de fluidos fueron desarrollados en la época medieval por la cultura islámica en Murcia hasta tal punto que siguieron siendo aprovechados en siglos posteriores a su estancia y dominio.
Si la cultura grecolatina había aportado estudios como los de Vitruvio y sobrada experiencia en grandes estructuras de ingeniería hidráulica, los árabes darían continuidad a todas estas disciplinas y aportarían otras nuevas como el álgebra, además de una conocida tradición oriental en mecanismos y maquinarias hídricas.
El espacio hidráulico murciano generado por los árabes, y siglos después mantenido y modificado por las subsiguientes generaciones castellanas, necesitaba no solo de unas estructuras de ingeniería sino también de unas instituciones civiles que administraran las tandas de riego y el uso del agua, dando con ello continuidad a las antiguas disposiciones de la legislación romana y siendo el germen de las instituciones de regantes que, aún a día de hoy, siguen administrando el uso del agua en la agricultura.