Años de juventud
Sus años de juventud están marcados por el clasicismo de la época y los artistas que pertenecen a la nueva generación de artistas murcianos y que están relacionados con la Generación del 27.
Durante estos años solía ver pintar a Almela Costa y empezaba a recopilar todo los álbumes que le regalaban con reproducciones de pintores consagrados como El Greco, Fortuny o Velázquez.
Se ganaba el dinero realizando algunos retratos y comienza a aceptar algunos encargos de temas religiosos.
En los años 40 restaura la iglesia de la Magdalena de Cehegín y trabaja en la iglesia de San Antolín de Murcia.
Desde 1981. Etapa de madurez
Su obra sufre una depuración técnica y de estilo, que puede apreciarse en su faceta de pintor y también la de escritor e investigador.
En su obra pictórica apenas prepara el lienzo y utiliza poca materia pictórica. Domina perfectamente las gradaciones de la luz y sus figuras aparecen como manchas surgidas del uso de técnicas impresionistas.
De este período destacan los trabajos que realiza para las iglesias de Alcantarilla, Lorca y la Ciudad del Aire y también la decoración de los teatros de Lorca y Yecla
A finales de los 80 y principios de los 90 publica algunas de sus obras más conocidas: De la vida murciana de Ginés Pérez de Hita, Sobre el autor del Quijote Apócrifo y Sepan Quantos.