El 30 de diciembre de 1855 el ayuntamiento de Cieza tomaba una importante decisión: instalar el alumbrado público en su municipio, presupuestando para ello 50 faroles de aceite que serían encendidos el 22 de mayo de 1856. Tan sólo dos años después se acordó ampliar un 20% el servicio, sin embargo, tal acuerdo no pudo llevarse a efecto. Para 1859 el alumbrado salió a subasta por 6.540 reales.
En 1860 el coste anual de la iluminación pública se elevaba a 7.800 reales que aumentaron ligeramente al año siguiente. En 1862 se produjo el cambio de los 50 faroles primitivos por otros reverberos de hoja de lata por 900 reales y se pasó del aceite al petróleo en materia de combustibles. En 1865 el presupuesto para alumbrado ya había subido a 10.508 reales. Tenía en esos momentos 2.400 vecinos y, tres años después, se mejoraba el servicio con la adquisición de 78 faroles más.
En 1869 el proveedor de aceite para el alumbrado de la cárcel era Pascual Fernández Marín, pero las reparaciones corrían a cargo de Juan Bernal quien cobraba por cada composición de farol o farola 4,8 escudos.
Ese mismo año se compraron nuevos faroles a José Arenas por 44 escudos. La noche del levantamiento republicano que se produjo aquél año el alumbrado permaneció encendido de forma excepcional, por lo que se consumieron dos latas de aceite-petróleo extra, lo que supuso un costo de 9,6 escudos pagados a José Gómez Gómez.
En esos años el subastero de petróleo fue Juan Avellaneda Gil y la partida anual presupuestada alcanzaba los 400 escudos. Todavía en 1880 se subastó el servicio por un periodo de tres años y un coste anual inicial de 1.726 pesetas, pero en 1890 ya se había elevado a 3.162 pesetas estando el contrato adjudicado a Francisco Bernal Sánchez y sólo cuatro años después estaba en 3.931 pesetas, para alcanzar la cifra de 4.181,82 pesetas en 1895. En cuanto al número de farolas que componían la instalación del municipio se sabe que el día de Navidad de 1881 se instalaron nuevos faroles y con esta partida se llegó a la cantidad de 121.
El nuevo sistema
El 29 de abril de 1896 el ayuntamiento se hacía eco en un pleno de la "máquina productora de alumbrado eléctrico" que se había instalado y se acordaba cambiar el sistema de petróleo, por considerarlo deficiente en extremo, por el nuevo: la electricidad.
Así pues, a finales del siglo XIX el alumbrado ya se ha modernizado. A lo largo de 1899 eran varias las calles que habían solicitado disponer de un punto de luz. Juan Marín Marín era quien desde la finca el Menjú surtía de electricidad a Cieza. Se requirieron sus servicios a comienzos de 1900 para mejorar el servicio de alumbrado público.
Pasado el verano de aquél mismo año se le encargaban seis luces en el paseo Marín Barnuevo y se contratan en firme. Pero, fallecido enseguida, le sucedió al frente del negocio su viuda, Visitación Aguado Moxó, quien continuó ampliando la iluminación ciezana. Las relaciones con esta empresa no fueron malas, pero en 1903 el monto de las roturas "por mano airada" continúa subiendo y Visitación solicita su abono al Ayuntamiento. Al año siguiente, en 1904, se realizó el último contrato con la Sra. Aguado, dotando de electricidad al cuartel de la Guardia Civil, ya que en abril de 1905 la Fábrica San Antonio del Menjú es comprada por la Compañía Anónima de Industria y Comercio.
Los comienzos con el nuevo contratista no fueron buenos, puesto que en septiembre de ese mismo año se registran quejas sobre el suministro por parte de los abonados particulares. Posiblemente para quedar bien con el Ayuntamiento esta compañía condonó el importe de un año del suministro de fluido y logró firmar un nuevo contrato en mayo de 1909.
Pero ese mismo año surgió en escena Eléctrica del Segura, dirigida por Joaquín Payá Navarro, quien, una vez comprado el Menjú, iniciaba una expansión que resultaría imparable durante algo más de 40 años. Su caseta del transformador quedó instalada en la calle Salmerón. Como la competencia era fuerte hubo de ofertar servicio a bajo precio aunque en 1920 hay constancia de una solicitud de aumento de tarifas consistente en 50 céntimos por lámpara y mes.
Otro competidor simultáneo de Payá en Cieza fue Rogelio Manresa Illán que, en 1910, solicitaba un salto de agua en los Almadenes. Obtuvo la concesión en 1917 que para 1920 pasó a manos de Juan de la Cierva y Peñafiel con el nombre empresarial de Eléctrica de los Almadenes. Para entonces solicitó una ampliación del caudal de agua concedido.
Lo mismo hizo en marzo de 1924 Manuel Moxó Cuadrado que producía energía para usos industriales en la Hoya de García.