Cueva Antón es, junto con el Abrigo del Milano y Cejo Cortado, uno de los yacimientos de época prehistórica más importante del municipio de Mula. En las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en su interior, se ha documentado los testimonios de ocupación de la comarca más antiguos, restos que se remontan hasta el Paleolítico Medio.
Esta cueva es conocida desde antiguo por su interés espeleológico; se emplaza en las inmediaciones del pantano de la Cierva, parcialmente sumergida por sus aguas. Fue precisamente este hecho, el recrecimiento del pantano, lo que motivó el inicio de las excavaciones arqueológicas en torno al año 1994, intervenciones que continúan en la actualidad y que siguen aportando importantes datos sobre los primeros pobladores de Mula.
Son varias las características que convierten a Cueva Antón en un lugar idóneo para su utilización como hábitat permanente. En primer lugar, sus grandes dimensiones, más de 50 metros de longitud por 16 metros de anchura alcanzando hasta casi 6 metros de altura. Además, aunque buena parte recibe luz directa del sol, otra permanece durante todo el año en semipenumbra.
Presenta dos estrechas galerías, una de tan sólo siete metros de longitud por dos de ancho y otra con casi once metros de recorrido que culmina en una pequeña sala final de casi tres metros de diámetro y que casi con toda seguridad también debió ser utilizada durante la Prehistoria.
Por otra parte, se encuentra en las proximidades de abundantes recursos hídricos; aunque la obra del Pantano es recienta, la Cueva se localiza en las inmediaciones del cauce del río Mula, por lo que el aporte de agua estaba asegurado. A escasa distancia del abrigo, se conoce otro yacimiento, aún sin excavar, de época argárica. Se trata del poblado argárico de Cueva Antón, documentado gracias a la cerámica hallada en superficie, y cuyo uso debió prolongarse durante el Bronce Final.