Historia de la iluminación en Bullas y Pliego
Bullas
A finales de septiembre de 1865 se convocaba subasta para la construcción de 69 farolas de reverbero y sus armaduras por un importe de 918 escudos cada farol. En esos momentos la población alcanzaba los 1.400 habitantes.
Entre 1868 y 1870 el subastero de petróleo era José María Diego, que cobraba unos 300 escudos anuales. De reposiciones y arreglos eran los encargados: José A. Sánchez Reyes y José María de Moya. Veinte años más tarde el presupuesto anual para el alumbrado público había subido a 1.250 pesetas; era entonces el concejal encargado del tema Esteban Egea López y el subastero del momento, Fernando López Pérez, de cuyas manos pasaría a las de Tomás López Egea. La partida presupuestaria fue ascendiendo paulatinamente a 1.500 pesetas en 1896 hasta 1.750 en 1898 y 1899. En esas postrimerías del siglo la iluminación de la población está a cargo de Francisco López Pascual quien se encarga de ella hasta 1901, permaneciendo inalterable también, hasta entonces, el costo anual.
Pero a partir de finales de 1900 entran en escena dos empresarios que luchan por hacerse con el suministro a particulares. Por un lado está Antonio Cuadrado Pérez, que se ocupa del alumbrado público en su ciudad natal, Mula. Por otro, un bullense, Antonio García Puerta. Ambos son autorizados a tender la red y en diciembre de ese mismo año comienzan a servir fluido a particulares. Y no les fue mal puesto que en 1903 ya tenía el primero una fábrica en Puente-alto, dentro del término de Mula, y solicitaba la instalación de otra en el Martinete de abajo para desde ella dar luz a Mula.
Mientras tanto, el alumbrado público sigue abasteciéndose de petróleo que suministra Francisco Fernández Muñoz por 1.750 pesetas anuales, al menos en 1907 y 1908. Al fin, en agosto de 1908 el ayuntamiento acuerda sustituir el petróleo por la electricidad cuya contrata se otorgará al Sr. Cuadrado quien finalizaría la instalación correspondiente el 27 de septiembre. Años después, en febrero de 1924, Salvador Sánchez, presidente del Sindicato Católico Agrario, solicitaba permiso para conducir energía desde el molino de Arriba, situado en el río Mula, con objeto de abastecer de fluido a la villa.
Pliego
Pliego convoca a subasta su alumbrado a finales del siglo XIX y comienzos del s.XX por una cantidad en torno a las 1.000 pesetas anuales, cifra que bajará, a partir de 1903, hasta llegar a 850 pesetas. Precisamente en ese ultimo año mencionado, en 1903, sabemos que el sereno Juan Sánchez Muñoz deja el puesto, sustituyéndole Manuel García Fernández.
El cambio a la electricidad se produjo en 1922, quedando como anécdota aquello de que la "electricidad venía por los carrizos", que así se denominaba a la entrada del pueblo desde Mula. El nuevo tipo de energía era surtido por Molinos del Segura, si bien, gracias al intermediario de Pliego Carlos García Sánchez, hijo de Francisco García (a) Machuca y de Mariana Sánchez Vivo. En 1934 solicitó al Ayuntamiento le liquidara las 8.682,71 pesetas que se le adeudaban correspondientes a los años 1931 a 1934 y en febrero de 1936 reclamaba las 246 pesetas del suministro de energía eléctrica que se había consumido durante la celebración de las fiestas patronales del año anterior. Tras la Guerra Civil Carlos García Sánchez fue nombrado Alcalde, cediendo a su hermana temporalmente el alumbrado. Entre los encargados del servicio de la luz hay que destacar a Salvador Martínez Bautista, Francisco Llamas Sevilla y Antonio Llamas Fernández.