Cañón de los Almadenes

   A lo largo del Cañón de los Almadenes existen ramblas que desembocan en presas, algunas tan importantes como la del Cárcabo. Estos cursos esporádicos suelen presentar un escaso o nulo cauce, pero al pertenecer al clima mediterráneo siempre se encuentran expuestas a las lluvias torrenciales y a las crecidas sin previo aviso. La vegetación de estas ramblas está adaptada a estas circunstancias.

   En zonas donde el nivel freático es poco profundo y la humedad alta se pueden ver juncos (Juncus acutus, Juncus maritimus, Scirpus holoschoenus) y carrizo (Phragmites australis). En las ramblas con poca o ninguna salinidad se dan formaciones arbustivas llamadas baladrales. Se trata de masas dominadas por el baladre (Nerium oleander) de gran capacidad de rebrote y regeneración vegetativa. Esta vegetación tiene la peculiaridad de ser grandes conservadores de suelo ante las fuertes avenidas y los prolongados estiajes en suelos de gravas y limos y zonas de guijarros de fondos de barrancos.

   En las ramblas y barrancos del cañón con cierta salinidad edáfica, al igual que prácticamente en la totalidad de la Región de Murcia, es frecuente la presencia de bosquetes de tarayales halófilos (Tamarix canariensis). Los lechos calizos tienen la particularidad de dejar infiltrar el agua por sus grietas y fisuras y la vegetación adaptada a estas características está constituida por matorral denso en el que destacan especies como bayón (Osyris quatripartita), coscoja (Quercus coccifera), enebro (Juniperus communis), romero (Rosmarinus officinalis), matapollo (Daphne sp.), zarzaparrilla (Smilax aspera) y rubia (Rubia peregrina).