La Cueva de los Pucheros se encuentra en la ladera norte, en la umbría de la Sierra de la Palera, prácticamente en el límite que separa los términos municipales de Calasparra y Cieza. Cuenta con una pequeña muestra, aunque de las más atractivas de la Región de Murcia, del estilo naturalista-levantino del arte rupestre postpaleolítico en Cieza. La cueva fue descubierta por Francisco Puche y estudiada por Ricardo Montes, tratándose de una oquedad de planta algo compleja en la que destaca un amplio vestíbulo central del que parten varias salidas hacia el barranco. El interior presenta pasillos sucesivos de dimensiones reducidas, en ocasiones impracticables sin la ayuda de materiales de espeleología.
Las pinturas
En la Cueva de los Pucheros se aprecian dos representaciones pictóricas, una de ellas se corresponde con la imagen de una cabra montesa o Capra pyrenaica y una segunda efigie en la que sólo se pueden identificar una serie de trazos de color negro de difícil interpretación, estilo, cultura y cronología. La Capra pyrenaica de los Pucheros es un magnífico ejemplar en posición de salto que mira hacia la derecha del espectador. Entre sus características destacan el realismo con el que se tratan las pezuñas marcadas, la perspectiva torcida que posee su cornamenta o la gradación de color con el cambio de intensidad del rojo, en el que aparecen destacadas las manchas de su pelaje, detalle que hace relacionar esta pintura con un macho de entre ocho y diez años.
La gradación de color para dejar entrever el distinto tono del pelaje de un animal es una particularidad impropia del arte rupestre naturalista-levantino, que parece heredada del arte paleolítico como por ejemplo una Capra pyrenaica elaborada en color negro en el Salón Noir de la Cueva de Niaux, situada en el pirineo francés. Algunos especialistas han interpretado este distintivo como la posibilidad de que la figura pertenezca a una fase intermedia entre ambos estilos pictóricos y épocas. Lamentablemente parte de esta poderosa e inimitable pintura de la Cueva de los Pucheros fue salvajemente mutilada, provocando la pérdida de uno de los más bellos ejemplares de la Región de Murcia y el arte rupestre mundial.