Abrigo de los Grajos
Las representaciones rupestres de los abrigos I, II y III de Los Grajos se encuentran en el barranco homónimo situado en la Sierra de Ascoy, a 5 kilómetros de Cieza y 550 metros sobre el nivel del mar aproximadamente. Las cuevas se encuentran ubicadas en el mismo barranco, situándose en la parte alta Los Grajos III, la de menor tamaño, y a unos 300 m rambla abajo los abrigos de los Grajos I y II, muy cerca entre sí y elevados unos 10 m sobre la base del barranco.
Descubrimiento y estudio
Las primeras noticias relacionadas con las pinturas de los abrigos de Los Grajos se dieron en 1962 a través del grupo local de la O.J.E. coordinados por D. Eduardo López Pascual. Años más tarde, en 1969 el profesor Beltrán publicaba un primer estudio sobre las pinturas y en 1972 el Grupo de Arqueología Neandertal de Cieza hacía lo propio a través de una breve comunicación en la revista Búsqueda, de Málaga.
En uno de los abrigos con Arte Rupestre existía también un depósito de restos arqueológicos, ya apreciados por Beltrán. Éstos fueron estudiados en sucesivas campañas por el profesor Michael J. Walker contando con la colaboración de A. Cuenca y elaborando una datación cercana al 5250 a.C. Estos estudios arrojaron la posible existencia de cuatro niveles de hábitat, aunque otro especialista, J. Fortea, considera fundamentales tres estratos de habitación en el yacimiento, opinando que los dos primeros niveles podrían corresponder a una sola capa.
Distintas sociedades en un mismo abrigo
En el interior de estas cavidades existen vestigios, entre ellos las pinturas de sus paredes, que muestran el paso de distintas culturas y la utilidad como aprisco o vivienda temporal de estos abrigos. En concreto, los estilos pictóricos más representativos encontrados son el naturalista-levantino, relacionado con una sociedad cazadora-recolectora, el esquemático acorde con un modo de vida asentado en la ganadería y la agricultura, así como figuras realizadas ya en época romana, posiblemente pertenecientes a personajes romanos, ya que algunos especialistas han querido ver en un principio de abecedario una similitud con los tituli picti escritos en la Cueva Negra de Fortuna.
En cuanto a los útiles de industria lítica que hablan de culturas pasadas se deben destacar raspadores, buriles y laminitas con las que trabajaban otros materiales como las maderas o las pieles. En el nivel inferior de ocupación de uno de los abrigos los objetos más significativos encontrados en excavaciones arqueológicas son los buriles y en el segundo nivel las laminitas de borde rebajado. En los niveles superiores desaparecen los buriles, continúa dándose un elevado número de laminitas y aparecen restos de cerámica, tanto en fragmentos lisos como otros decorados con impresiones realizadas con conchas de berberechos, lo que se conoce como cerámica cardial, característicos del Neolítico Antiguo. Estos hallazgos suponen que aunque ya se diera la alfarería, tradicionalmente considerada como uno de los procesos hacia la neolitización y al cambio hacia la sociedad ganadero-agrícola, no habrían cambiado las costumbres en lo que respecta a los lugares de asentamiento, los hábitos de una sociedad cazadora-recolectora y su modelo económico. Junto a estos elementos se han hallado nódulos de sílex trabajados, viendo en estas elaboraciones uno de los principales recursos económicos de las poblaciones de la zona.
Paisaje de la zona
Durante el Epipaleolítico y el Neolítico en la Sierra de Ascoy existiría una masa forestal escasa, pero donde se mostraba cobertura vegetal y posibilidades de caza, en el interior de los numerosos barrancos que descienden por ella. Las zonas de umbría del barranco de Los Grajos se caracterizan por crear un entorno húmedo, que ha permitido que estos abrigos sean un lugar de refugio en el que acceder fácilmente a fuentes de explotación. Entre éstas se encuentran los recursos de agua destacando el río Segura, a una distancia de 5 km y cuatro fuentes naturales a escasos 4 km de distancia, así como las múltiples pozas del barranco que conservarían agua durante algún tiempo después de las lluvias.