Las pinturas rupestres de la Cueva de las Cabras fueron descubiertas por los espeleólogos José Olivares y Constantino García en 1993. En una de las salas de la cueva denominada Sala Ib se encuentran las pinturas mejor conservadas. Se trata de una pequeña cámara de 370 cm de longitud por 250 cm de anchura máximas, situada a 4 metros a la izquierda de la entrada.
En la Sala Ib se han localizado cuatro figuras situadas en la pared superior de la entrada de la cámara que no recibe luz natural, por lo que se hace necesario contemplarlas con luz artificial. En la Sala Ia también quedan restos de pintura indeterminada y un símbolo esquemático, posiblemente un antropomorfo. Todas las figuras están realizadas según la misma técnica, aplicando pigmento mineral de color rojo oscuro directamente sobre la pared rocosa, silueteando de esta forma las figuras representadas. La cronología absoluta, desde la fecha actual, datada para la cueva de Jorge también se aplica a la Cueva de las Cabras, por lo que se pueden remontar a los 17.000/16.500 años.
Sala Ib
-Figura 1. Se trata de un bóvido que mira hacia la derecha y tiene 27 cm de altura por 37,3 cm de longitud. No se conservan las extremidades posteriores salvo en su parte superior y desde el punto de vista técnico representa una línea cérvico-dorsal horizontal levísimamente ondulada, hocico redondeado y cornamenta poco desarrollada posiblemente debido al estado en el que ha llegado hasta nosotros.
-Figura 2. Esta pictografía representa también un bóvido orientado a la derecha, situado a la diestra de la anterior, superponiéndose a esta. Sus dimensiones son de 48 cm de altura por 48 cm de longitud y entre sus características se puede apreciar una frente y quijada compuestas por dos líneas casi rectas de dirección convergente hacia la zona del hocico que se representa con forma de pico de pato redondeado. Su pecho y zona dorsal presentan un trazado que adapta su desarrollo a las formaciones de la pared. Por su parte, la cornamenta queda orientada hacia delante, en perspectiva simple, con un trazo ondulado.
-Figura 3. La tercera pintura pertenece a un cáprido orientado hacia la izquierda, situado a 51 cm a la derecha de la anterior y con unas dimensiones de 21,4 cm de altura por 22 cm de longitud. También esta figura carece de la zona inferior de las extremidades pero conserva el cuerpo, parte de la cabeza, la cornamenta y la zona superior de las patas. Entre sus principales particularidades muestra gravidez central (cierto abombamiento del vientre), sus extremidades, de corto desarrollo, fueron representadas con dos pares de líneas convergentes en sus respectivas bases.
-Figura 4. Estamos ante un cuadrúpedo de cuello largo, posiblemente un cáprido o cérvido orientado hacia la izquierda del que no se conserva la testa ni los cuartos traseros. Su tamaño es de 15,5 cm de altura por 10,3 cm de longitud.
Sala Ia
En esta sala se dan las pinturas más débilmente conservadas, incluso alguna de estas figuras es posible que se pueda dividir en varias representaciones:
-Figura 5. Se trata de un cúmulo de pigmentos, trazos de pincel, en color rojo.
-Figura 6. Está situada en el fondo izquierdo de la sala y representa un antropomorfo esquemático con sus cuatro extremidades dispuestas hacia arriba. Su tamaño es de 12'3 cm de altura por 9'1 cm de anchura. Está realizada con un pincel distinto a las pinturas de la Sala Ib, concretamente más grueso. Dadas sus características se ha encuadrado dentro del Arte Rupestre Postpaleolítico denominado como esquemático, datado para esta zona entre el Neolítico Medio y el Bronce Antiguo.