Las pinturas rupestres de la Cueva de Jorge fueron descubiertas en 1993 por Constantino González y estudiadas durante los dos últimos meses de ese año por los especialistas Joaquín Salmerón y Joaquín Lomba. Se trata de una pequeña oquedad formada por una planta alargada de aproximadamente 5 metros de largo por 1 metro de ancho, producto de la acción kárstica ocurrida en la zona. La entrada se encuentra orientada al SE y las pinturas se pueden apreciar en un nicho y una pared lateral de la cueva.
Las pinturas
En el interior de la Cueva de Jorge se localizaron dos pictografías realizadas con pincel:
-Figura 1. Es la silueta de un équido representado de perfil y mirando hacia la izquierda, de 27 cms. de alto por 45 cms. de longitud, en color anaranjado oscuro, cuyo estado de conservación se puede definir como bastante bueno, aunque en algunos lugares al pigmento le falta densidad. La figura se encuadra en un momento evolucionado del estilo III del Arte Paleolítico, al igual que representaciones de Puente Viesgo en Cantabria, La Pileta en Málaga o Parpalló en Gandía. En concreto, gracias a los estudios del Dr. Valentín Villaverde Bonilla, esta pintura estaría encuadrada en un momento cronológico aproximado al 17.000/16.500 B.P.(before present o antes del presente).
Desde un punto de vista técnico se podría definir esta figura como un silueteado lineal, contando con proporcionalidad entre las distintas partes del cuerpo del animal, una línea cérvico-dorsal en S poco pronunciada, hocico en forma de pico de pato, quijada convexa, señalización de crinera pero sin escalón, dos orejas dispuestas hacia delante en forma de V poco abierta, ausencia de representación del desarrollo inferior de las extremidades, de líneas de despiece y de gravidez central. Se observan detalles que han llevado a los investigadores a plantear diversas hipótesis, como la posible representación de un ojo del animal, basándose en restos de pigmentos en la cabeza. Estos detalles se dan en ejemplos de otras cavidades como la fig. 2 del panel I de la Cueva de Ambrosio en Vélez-Blanco, Almería.
-Figura 2. Debido a la forma de los pigmentos se ha querido ver en ellos la representación de cornamentas de bóvidos, no obstante el mal estado de conservación hace que no se pueda asegurar. Se encuentra a 1 m. a la derecha de la pintura anterior y presenta el mismo color. Una colada o mancha negruzca la ha dividido en dos dejando a izquierda y derecha trazos sinuosos y horizontales.