Yacimientos de Cieza

   Las pinturas rupestres paleolíticas encontradas en Cieza, concretamente en las Cuevas de Jorge, Las Cabras y el Conjunto del Arco, cuentan con una importancia muy significativa dentro del arte parietal de la Península Ibérica, sobre todo porque suponen la confirmación de una distribución del arte de este período por el sureste peninsular, resultando significativo hallarlas en latitudes tan meridionales. Se trata de casos excepcionales, aunque no únicos dentro del ámbito del sur y sureste de la Península Ibérica, ya que contamos con casos paralelos como los de Cueva de Ambrosio en Almería o el Parpalló en Gandía.

   En todo caso estamos ante las únicas pinturas paleolíticas que han salido a la luz hasta el momento en la Región de Murcia, aunque sí se han localizado restos de pinturas postpaleolíticas de estilos como el naturalista-levantino y el esquemático. Las características por las que destacan la mayoría de las figuras encontradas en Cieza reflejan claramente que están adscritas al estilo paleolítico, concretamente a una fase avanzada del llamado estilo III. Los rasgos mas significativos de este estilo en la zona son:

-Están realizadas con pincel y en pigmentos rojos de distinta intensidad.
-Se trata mayoritariamente de animales en los que sólo se representa la silueta y, en algunos casos, no completa.
-Dibujo muy dinámico de la línea cérvico-dorsal de los animales.
-A esta línea se le añaden bandas cruciales, crineras y vientre en M.
-En el caso de los cérvidos y bóvidos, las cornamentas aparecen en posición de tres cuartos, incitando cierto sentido de la perspectiva.
-Aunque cada especie se representa con rasgos diferenciales, los animales son, en general, microcéfalos, especialmente los caballos y los ciervos; el cuerpo suele ser enorme, grávido, es decir, con el vientre abombado.
-Se han encontrado ubicadas en cuevas intrincadas, de difícil acceso, en ocasiones la luz del día no llega hasta las pinturas.

   Pero dentro del Arte Paleolítico hallado en Cieza también existen figuras zoomorfas adscritas estilísticamente a una fase muy avanzada del estilo IV. Se trata de las manifestaciones 1 y 2 de Los Arcos II, en las que se aprecian características como el trazo de la pintura con un pincel mucho más fino o el intento de realismo y perspectiva en los animales. Estas representaciones se han datado por sus paralelismos con algunas pinturas y arte mueble de la cornisa cantábrica como la Cueva de Otero.