El Arte rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica abarca un periodo de tiempo tan amplio que engloba el cambio de la sociedad cazadora-recolectora a la ganadero-agrícola y sus transformaciones, no sólo en el terreno de la economía sino también en el cambio de mentalidad. Desde el Paleolítico Superior hasta el Eneolítico, a lo largo de 12 milenios, el ser humano dejó su huella en las paredes de numerosos abrigos, simas y cuevas en la Región de Murcia, especialmente en la zona del Noroeste y en el actual término municipal de Cieza.
Las interpretaciones que se han dado al arte rupestre a lo largo de años de investigación son múltiples y con diferente grado de aceptación. Entre las más destacadas podemos encontrar:
-Las figuras nacen simplemente por el hecho de la realización del autor.
-Como rituales propiciatorios. Las pinturas del Paleolítico Superior encontradas en Cieza representan grandes animales entre los que se encuentran los caballos, las cabras o los bóvidos, consumidos en temporadas de caza por los pobladores de esta época. Se ha contemplado la posibilidad de que estas pinturas representen el anhelo de conseguir las piezas.
-Como augurios de una buena caza. Las escenas de caza que se dan en el estilo naturalista-levantino se han identificado en algunas ocasiones como la recreación de una caza propicia para que, al llevarla a cabo, resulte acertada y sin contratiempos.
-También se han querido identificar estas mismas pinturas como un homenaje a la caza que se ha realizado, dando gracias a sus dioses por las piezas cobradas.
-Las escenas de danza naturalista-levantinas se relacionan con posibles rituales, ya sean de fertilidad o de una caza propicia, incluso del cambio de estaciones.
-En algunas pinturas de Moratalla y Cieza aparecen dos personajes femeninos cogidos de la mano lo que ha llevado a los especialistas a exponer una teoría que habla de los vínculos familiares, de las relaciones materno filiales.
-Los ídolos de la pintura esquemática parecen haber adoptado una posición elevada dentro de los rituales del Neolítico, como posibles representaciones de divinidades.
En definitiva, existen numerosas interpretaciones para explicar el fin de estas pinturas y el significado que tenían para sus moradores.