El origen del Museo
El palacio del Marqués de Menahermosa es, desde 1993, la sede del Museo de Arte Ibérico de El Cigarralejo, creado para albergar los materiales arqueológicos donados al Estado por el arqueólogo Emeterio Cuadrado Díaz. Es, por tanto, un museo de titularidad estatal, cuya gestión compete a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Dichos objetos fueron encontrados en la necrópolis ibérica homónima, en el interior de 547 sepulturas de incineración ibéricas, exhumadas a lo largo de cuarenta años (1948-1988) de excavaciones sistemáticas e ininterrumpidas, llevadas a cabo por este insigne investigador.
Las colecciones
De entre todas ellas se ha seleccionado una muestra muy completa, formada por más de 80 ajuares funerarios de distinto tipo, calidad y cronología. Así vemos, ordenadas cronológicamente de más antiguas a más recientes (siglos IV-I a. C.) tumbas de guerrero, señora, agricultor, curtidor de pieles, ceramista, unas pertenecientes a reyezuelos o personajes relevantes del poblado, otras por el contrario, a gentes más modestas. Hay, así mismo, enterramientos simples y otros en los que se depositaron a dos o más individuos en su interior. No faltan piezas emblemáticas, de cerámica, útiles de hierro empleados en los quehaceres diarios, tejidos, epigrafía, esculturas pétreas o armamento, que sirven para ilustrar una serie de vitrinas temáticas.
Diez salas
Todo ello, ajuares completos y elementos temáticos, se han distribuido a lo largo del recorrido de las diez salas de las que consta la exposición permanente del museo, situada en la planta primera del inmueble. Así podemos contemplar paralelamente el mundo funerario y, en base a los objetos encontrados entre los ajuares funerarios, reconstruir cómo pudo ser la vida cotidiana en el poblado, además de deducir el status social, el sexo y el oficio que tuvo en vida el personaje allí enterrado.
Por este motivo, cada sala se ha dedicado a un tema socio-cultural del mundo ibérico: ubicación espacial y cronológica del conjunto del Cigarralejo, tumbas principescas, la agricultura, la ganadería, la alfarería ibérica, industria textil, comercio y transportes, la mujer y la escritura, el guerrero y sus complementos y, por último, a la arquitectura funeraria ibérica. La planta baja se reserva para la musealización de la colección de exvotos u ofrendas procedentes del santuario y que forman parte de la colección estable del museo desde 2002, aunque, de momento, se conserva en los fondos del centro.