Abalorios hechos con pasta vítrea se difundieron en grandes cantidades por las costas del mar Mediterráneo y, en menor medida, por la Europa continental desde el Hallstatt Final, esto es, desde mediados del primer milenio anterior a nuestra era.
En la Península Ibérica la comercialización de dichos productos, básicamente de ornato, collares, gargantillas,. formados por multitud de pequeñas cuentas, se ha vinculado con agentes del mundo fenicio-púnico, aunque en realidad no existe una constancia clara de quién o quienes trajeron estos objetos a la Península. Uno de los centros que tradicionalmente se ha considerado como principal responsable de su fabricación era la colonia griega de Naúcratis, ubicada en el delta del Nilo.
En cualquier caso, a partir de los siglos VI-V antes de Jesucristo habría bastantes talleres productores especializados en este tipo de mercancías lujosas o semilujosas distribuidos por las costas de Fenicia, Grecia, Asia Menor, norte de África e incluso Sicilia. Por tanto, el responsable de la recepción de estos materiales entre los pueblos ibéricos sería un comercio que podría calificarse de internacional.
Objetos de pasta vítrea en yacimientos ibéricos
Las cuentas de collar, catalogadas en los yacimientos ibéricos de manera fundamental asociadas a los ajuares funerarios de carácter femenino en las necrópolis, pueden clasificarse en función de sus tamaños, formas y colores. Nos detendremos únicamente en los modelos más comunes, que son: los esféricos, circulares, alargados en forma de pequeños toneletes o las de mayor tamaño de aspecto bitroncocónico o troncocónico semejantes a las fusayolas, con una altura que oscila entre los 15 y 30 milímetros.
Suelen ser de color azul marino muy intenso, aunque en ocasiones se decoran con motivos geométricos en blanco o amarillo. Las hay también decoradas con ojos, esto es, círculos blancos o amarillos en cuyo interior aparece un circulito azul, obteniéndose un resultado visual llamativo. Del mismo modo las encontramos agallonadas, ovaladas en forma de pequeños toneletes o barrilitos. En casos más aislados asemejan la forma de un vaso griego.
La pasta vítrea también se empleó para decorar otros objetos, como grandes placas circulares que adornaban las partes externas de las caetras o escudos circulares, o bolitas que rellenaban los cabujones de algunos modelos de fíbulas de La Tène, haciéndolas de este modo más llamativas. Se han encontrado escaraboides fabricados en este material, decorados con animales como grifos o leones en piezas de las necrópolis de Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla) o Cigarralejo (Mula).
Parte de los collares que muestran orgullosas las grandes damas de la estatuaria ibérica, como las de Elche, Cerro de los Santos, Baza o Cigarralejo están, sin duda, confeccionados con cuentas de collar de pasta vítrea y nos ofrecen una imagen de cómo pudo ser el aspecto engalanado de las mujeres ibéricas de alto rango.