Es, sin duda, una de las actividades económicas más importantes de los íberos, tal y como evidencian los restos vegetales encontrados en los distintos yacimientos arqueológicos y por el análisis del polen, semillas y huesos.
Los cereales y árboles frutales
Los cereales, como el trigo y la cebada, fueron una de las fuentes principales de alimento, aunque no hemos de olvidar la vid (para producir vino) y el olivo (del que se extraía el aceite), para el consumo humano o como combustible para las lamparillas que iluminaban las viviendas. Los griegos y los fenicios introdujeron en la Península la vid y enseñaron a los indígenas a injertar el acebuche silvestre, autóctono de la zona, para conseguir el olivo. Los frutales y cultivos de huerta formarían un cinturón verde en torno a los poblados. El sistema de explotación sería similar al actual, puesto que los iberos conocían el regadío.
Técnicas agrícolas
Las labores agrícolas fueron realizadas por hombres libres con la ayuda de animales de tiro, algunos de los cuales aparecen representados bien en la estatuaria, entre los que reseñaremos las mulas o los burros, o pintados en la cerámica, del que destaca una escena en la que aparece un hombre arando, de cuyo arado tiran dos bueyes.
La utilización del hierro permitía fabricar un utillaje destinado a la agricultura: arados, hoces, azadas y podones, de los que tenemos buenas representaciones en yacimientos como El Cigarralejo de Mula, que conservan los remaches o clavos que sujetaron el mango, de madera, a las hojas de hierro. La recolección de frutos silvestres, como higos, bellotas, nueces, almendras, dátiles o granadas, jugó también un papel relevante en esta época.
Plantas textiles
En cuanto a las plantas textiles más cultivadas, fue sin duda el esparto, por ser propia de las zonas áridas y, por tanto, del sureste peninsular. Con él se fabricaron cuerdas, esteras, capazos y calzado. Plinio añade que los campesinos confeccionaban con él sus lechos, vestidos, fuego y antorchas. Estrabón también habla del esparto y de que lo cultivaban para tejer cuerdas y que se exporta a todas partes, especialmente a Italia. Destacar como planta textil el lino, para la confección de vestidos; las telas se decoraban con diferentes colores, adquiriendo los tintes ibéricos gran fama.
Podemos hacernos una idea de la dieta de los íberos y del paisaje, además de lo expuesto anteriormente, porque las fuentes clásicas como Plinio o Estrabón lo corroboran al alabar a Hispania por su fertilidad y abundancia en cereales, aceite, vino, caballos y frutales de todo género.