Una ilustre visita
Pero el gran día para la Base y los propios Alcázares fue el 21 de marzo de 1923, fecha en la que recibieron la visita del rey Alfonso XIII. A las 10,30 de aquel día el monarca pasaba revista al batallón de instrucción y recorría los hangares y dependencias del aeródromo.
Posteriormente, contempló la exhibición de la escuadrilla de hidroaviones Bristol, realizando un bombardeo sobre la isla Perdiguera. Los pilotos fueron los capitanes: Salgado, Díaz, Gómez, Sánchez Carpio y el ruso Mastrenzo.
El día 24 se celebraron las segundas pruebas de tiro con armas portátiles sobre cuatro aeronaves; estuvieron coordinadas por el Jefe de Estudios del Aeródromo, el teniente coronel Avilés y el capitán Blanco de Navarro.
Los ministros de la Guerra, Duque de Tetuán y de Marina, Sr. Cornejo visitaban la base aérea en julio de 1926.
Tras pasar revista a las tropas y efectuar el recorrido pertinente por las instalaciones, tuvo lugar una prueba de vuelo y bombardeo a cargo de la patrulla Bristol. Formaban parte de ella el capitán Warleta y los pilotos Salvo, Marchenco, Grado, Villa. El jefe superior del aeródromo era el coronel Kindelán bajo cuyas órdenes estaba el Jefe de la Escuela José María Aynat.
Una Base abierta a distintos eventos
Encomendada la base de Los Alcázares a la Virgen de Loreto, patrona de la aviación, cada año se celebraban en diciembre una serie de actos oficiales y diversos festejos.Así, en 1926 se organizaron novillada y partido de fútbol entre el equipo local y otros de la provincia.
El resto de la programación, a cargo de los capitanes aviadores Melendreras y Arizón, contemplaba: festejos infantiles, proyecciones cinematográficas, carreras de cintas en bicicleta e incluso un simulacro de entierro de la sardina, cerrando los actos una procesión con la patrona.
Al año siguiente, en junio de 1927, tuvo lugar en Getafe (Madrid) una demostración aeronáutica a la que acudió el jefe de escuadrilla Ismael Warleta de Quintana acompañando al piloto Alfonso de Orleans y Borbón a bordo de un avión Bristol. Esos días se hizo cargo de la Escuela de Combate el comandante Ricardo Burguete. En esos años era armero de la Base el joven Juan Abellán.
Pero fue a partir de 1929 y 1930 cuando el prestigio y fama de la Base aérea de Los Alcázares alcanzó hitos importantes en su trayectoria. Desde ella se intentó en junio de 1929 batir un récord de distancia en vuelo llegando hasta Nueva York en seis días. El intento estuvo protagonizado por los aviadores Ramón Franco, Gallarza y Ruíz de Alda a bordo de un hidroavión ,si bien resultó un fracaso.