Belen de Salzillo
Los actuales artesanos del belén son herederos de una tradición cultural fortalecida en España durante el siglo XVIII por el escultor Francisco Salzillo. Sin embargo, hay que remontarse varios siglos antes para localizar el origen de esta costumbre.
Los primeros pasos en España nos llevan al siglo XIII, cuando San Francisco de Asís organiza el primer nacimiento viviente del que se tiene constancia. De ahí, habrá que aguardar hasta los siglos XVI y XVII para contar con testimonios de la elaboración de unas primeras figuras del belén de cera que poseía el escritor del Siglo de Oro Lope de Vega, y las piezas de barro policromado creadas por Luisa Roldán de Mena, escultora de prestigio conocida como “La Roldana”.
Sería ya el en siglo XVIII cuando el belén deje de ser un artículo de distinción entre la nobleza para popularizarse, hecho que ocurre durante el reinado en España de Carlos III, quien profundizó su admiración por este arte durante su etapa de regente en Nápoles, ciudad a la cabeza de Europa en la etapa de florecimiento de éste. Ya con el Barroco, se implantaría la moda de proceder a vestir las figuras con ricas telas. De estos siglos de andadura en España, han quedado unos estilos muy definidos de figuras de belén: Hebreo, Salzillesco y Barroco, que tienen sus señas de identidad en el empleo de barro como materia prima, la policromía y el uso de tela.
La fascinación por el belén se ha conservado hasta nuestros días, donde se admira la pureza del belén artesano, caracterizada por su calidad, minuciosidad y por ser capaz de mostrar toda la expresividad y los sentimientos. El arte llevado a su máxima expresión en pequeñas figuras. Manos que confieren vida propia, etc.
Las figuras de belén son fieles reproducciones de los bocetos originales. Los artesanos, en su afán por mejorar la calidad artística, emplean varios moldes de escayola para cada figura, que son llenados y vaciados de forma manual. Las piezas obtenidas se dejan secar al aire libre para que pierdan humedad, como paso previo a su cocción en un horno durante varias horas. A continuación, los artífices del belén pintan a mano las figuras, bajo la supervisión de los maestros del taller.
Las materias primas empleadas, tanto el barro como la pintura de la policromía, han pasado un riguroso control de calidad para garantizar la durabilidad de la pieza y evitar que pueda agrietarse con el paso del tiempo. Estas técnicas marcan el valor añadido y diferencial frente a otros productos realizados a escala industrial con otras materias primas que no son tradicionales (resina o marmolinas), a la vez que aseguran un resultado final impecable, de gran belleza y valor artístico.
Actualmente, el artesano autor de las figuras de belén continúa trabajando como se viene haciendo durante siglos, emulando los métodos que ya utilizaran los primeros belenistas españoles. El proceso de elaboración seguido constituye casi un ritual que se ha ido transmitiendo a través de generaciones de artesanos hasta llegar a nuestros días, lo que hace de este procedimiento un valor añadido sobre la labor artística de los artífices del belén.
Todo el proceso de elaboración, desde el uso del barro como materia prima hasta el producto acabado, es controlado de forma rigurosa hasta llegar a un gran resultado final: una pieza exclusiva, hecha y pintada a mano, que es heredera de la tradición belenística española.
En el sector del Belén, Murcia es sin duda la mayor potencia nacional, Además, cuenta con los únicos belenistas certificados por AENOR en España. Dentro de la Región de Murcia, los principales artesanos belenistas están localizados en su mayoría en la pedanía de Puente Tocinos y alrededores.
Este sector está en su totalidad representado por micropymes, formadas en su mayoría por miembros familiares dedicados a la elaboración de productos artesanos, marcados dentro de una tradición que se remonta en muchos casos a varias generaciones, no superando en algunos casos el número de empleados los cinco miembros.