La cantería es una de las actividades económicas que proporcionaban al poblado de La Bastida una fuente de riqueza. De los yacimientos del entorno extraerían los diferentes tipos de piedra necesarios para la construcción de las viviendas, útiles para el laboreo agrícola, herramientas para el trabajo con el metal, lajas para las cistas y elementos de adorno.
Ubicación de las canteras
En el área inmediata de captación de recursos, un kilómetro en torno a La Bastida, había posibilidades de abastecimiento de piedras de diverso tipo y origen, así como barro para la construcción, arcilla, yeso, ocre, etc. En canteras de zonas más alejadas de las áreas de aprovisionamiento cercanas al poblado, extraerían material de manera ocasional. Es posible que las lajas empleadas para cubrir las cistas de enterramiento se consiguiesen en las canteras de pizarra del Collado de Aullón, a 6 kilómetros del yacimiento argárico de El Rincón de los Almendricos en Lorca, concretamente en el Cabezo de las Lajas. Este cerro, de unos 200 metros de altitud, se encuentra cortado, de Oeste a Este, revelando la facilidad con que debieron extraer las lajas de distinto grosor que se encuentran estratificadas. Se hallan cortadas de forma natural en un extremo, por lo que sólo sería necesario introducir cuñas de madera, para que se desprendiesen con la longitud deseada.
Usos de la piedra
El procedimiento empleado para obtener la piedra natural necesaria en las actividades del poblado dependería de las características de la cantera y del uso final del material extraído. Para la realización de útiles de piedra cortantes se empleaba principalmente el sílex y la cuarcita, siendo el primero de ellos utilizado para la elaboración de hoces y trillas. Los dientes de hoz son unas láminas pequeñas con uno de los bordes dentado y afilado. El dentado se conseguía practicándoles una o varias muescas. Estas piezas eran encajadas y sujetadas en una madera unas junto a otras y, dado su pequeño tamaño, pueden adoptar una forma curva para generar la hoz.
Casi todos los útiles fabricados con basalto, diorita y otras son los denominados de piedra pulimentada, técnica de trabajo de la piedra conocida desde el Neolítico. Dependiendo del útil a realizar se emplearon diversos tipos de rocas como: areniscas, calizas y pizarras, según se fabricaran moldes para metal, afiladores, molinos, morteros. Los molinos de mano para la molienda del cereal estaban fabricados en distintas clases de piedra, siendo muy abundantes y comunes en diferentes yacimientos los de micacita granatífera, puesto que los diminutos granates que contiene lo hacen muy rugoso y a la vez resistente.
La piedra también se empleaba para la confección de cuentas de collar, así como para la fabricación de las cistas, compuestas por lajas de piedra a modo de caja. En el yacimiento de La Bastida se han hallado restos de bancos de piedra adosados a los muros en el interior de las viviendas. Este material también se empleaba en ocasiones para delimitar los hogares, con el fin de evitar que los carbones saliesen de la lumbre. A su vez servirían para apoyar las vasijas.
Para la actividad metalúrgica también resultaba útil, ya que las formas metálicas que se deseaban obtener eran labradas en piedras, con lo que obtenían un negativo del objeto o molde. Estos moldes podían estar tallados en una sola piedra o formados por dos que se unían, teniendo en este caso cada una de ellas la mitad del negativo del objeto. Algunos podían obtener el negativo de varios objetos. Ejemplares de estos moldes se han encontrado en el yacimiento de La Bastida. La piedra también se empleaba para la construcción de viviendas, colocándolas en filas, conformando muros de hasta 2 metros de altura. Para la construcción de las casas acudirían a canteras cercanas, aunque también utilizarían piedras obtenidas en la excavación del aterrazamiento. Los argáricos partían la piedra mediante cuñas y mazas, transportándola al poblado en cestos de esparto, ayudándose en el acarreo ocasionalmente de algún animal de carga.