Amapola.
Amapola.
Juan Carlos Blanco Gago

El territorio del Jimenado presenta extensas tierras de labor, roturadas y preparadas, en las que se cultivan diversas variedades de cítricos, almendros, algarrobos y, en menor medida, olivos y granados. Otros árboles, que crecen de manera espontánea, son las chumberas y las higueras verdales. Las zonas de huerta están dedicadas al bróculi, la lechuga, la alcachofa, el pimiento, la coliflor, las habas y los melones.

La flora silvestre de las praderas de la pedanía se basa en la abundancia de vinagrillos y corrihuelas, amapolas, cardos y acelgas de campo. En las zonas de rambla abundan los tarays, los baladres y ramblizos.

El bosque bajo mediterráneo es escaso debido tanto a las roturaciones de tierra como al hecho de que en los terrenos en barbecho se suele dejar que paste alguna cabaña bovina. Aún así, se pueden observar ejemplos de espartales y tomillares así como algún albardinar.

Aunque antiguamente la zona la llegaron a  habitar  jabalís y lobos, la fauna habitual de la zona se basa en la perdiz, el conejo, la liebre, la paloma torcaz, el ratón de campo, el topo y diversos reptiles como las salamandras, lagartos, culebras comunes y sapos corredores.

Entre las aves que habitan estos campos caben destacar también las esporádicas visitas de garzas y gaviotas, aprovechando los humedales cercanos a las zonas de trasvase en cuyo canal, cuando ha mostrado niveles de agua aceptables, se han podido ver carpas y truchas.

En las zonas de arbolado se pueden divisar, como especies más destacadas, verderones, jilgueros, tutuvías, tordos,  abubillas y mochuelos.