En 1834 El Jimenado, desde el punto de vista administrativo, todavía dependía de Murcia y seguía siendo un pueblo diseminado con grandes propietarios, como el conde de San Juan. Pese a que de esta época datan algunos de los molinos harineros que todavía pueden contemplarse en la zona, los últimos años del siglo XIX no serían los más prósperos en la Historia de la localidad, a la falta de trabajo se unieron las malas cosechas y algunas epidemias. A comienzos del XX muchos vecinos emigraron a Murcia y Cartagena en busca de mayor fortuna.
Durante la Guerra Civil (1936-39) el pueblo sufrió el ataque de su templo y la destrucción de las imágenes, además de algún hecho luctuoso por enfrentamientos vecinales. La posguerra fue en El Jimenado tan difícil como en el resto de la Región, si bien los cultivos de hortalizas y frutales ofrecían cierto dinamismo económico a la zona. Así en los 60' se cultivaba cebada, trigo, avena, guisantes, alfalfa, melón, algodón, almendra...
Tras la emigración de los años 60' y 70', y tras el progresivo desarrollo de los cultivos del Campo de Cartagena, El Jimenado se incorporó al motor económico de la agricultura, especializando e intensificando sus cultivos, hasta el día de hoy. Sigue siendo una localidad de caseríos dispersos, pero de grandes extensiones de cultivo y con industrias diversificadas, que la convierten en una de las poblaciones relevantes del municipio de Torre Pacheco.