Los pobladores de la cultura argárica conocían los secretos de la agricultura y la domesticación de animales.
El cultivo de cereal
La práctica de un tipo de monocultivo cerealista de secano, normalmente en régimen de año y vez o de barbecho, era habitual durante esta época de la Historia. La producción principal era de cebada, seguida de la de trigo y leguminosas, ofreciendo estas últimas y la cebada la ventaja de poder ser almacenadas durante un largo período de tiempo en silos y contenedores de cerámica. La base fundamental de la economía del poblado de La Bastida era agropecuaria, como lo atestiguan los restos de semillas (trigo y cebada), dientes de hoz y molinos de mano hallados en el yacimiento. Un estudio realizado por J.J. Eiroa refuerza estas afirmaciones y considera que esta actividad se mostraría insuficiente para abastecer a una población que funcionaba como centro de una comunidad de núcleos próximos, con los que practicaría un comercio de intercambio, adquiriendo productos agrícolas de forma equilibrada y conveniente para la comunidad.
Las cosechas y el almacenamiento
Los habitantes de La Bastida aprovechaban las fuentes de agua próximas, como son el río Guadalentín y la rambla de Lébor, para la agricultura. Esto explicaría en buena parte la presencia del cultivo de lino, que requiere bastante humedad. Para el laboreo de la tierra, recolección y molienda del grano emplearían utensilios líticos, la recogida del cereal se realizaba mediante hoces, construidas con hojas de sílex incrustadas en una madera y la separación del grano se haría a mano.
El cereal en grano se almacenaba en grandes vasijas cerámicas o en silos, que permitían la acumulación de excedentes de producción, destinados a mantener a la abundante mano de obra dedicada a las tareas agropecuarias, así como para abastecer las redes de intercambio de una comunidad en la que los jefes reforzaban su autoridad también con el control de la producción. La molienda del cereal se efectuaba con molinos de mano, compuestos por una piedra plana sobre la que se depositaba el grano y otra pequeña que se cogía con la mano, triturándolo por fricción.
Se desconoce si el trabajo agrícola se realizaba en una tierra comunal o si estaba parcelada, tampoco se tiene certeza de que los habitantes de La Bastida utilizaran arados. Lo que sí es cierto es que la elaboración de la harina se desempeñaba en casa y que los medios de producción para obtener el grano los poseían independientemente los miembros de cada unidad de habitación.
La caza y la ganadería como complemento económico
El hallazgo en el yacimiento argárico de La Bastida de Totana de puntas de flecha y de abundantes restos faunísticos nos habla de que sus habitantes eran también cazadores y practicaban la ganadería. Aparecen principalmente restos de ovicápridos (oveja, cabra doméstica y montés) y, en menor medida, de vacuno, cérvido, canino (perro y lobo), suido (cerdo y jabalí) y logomorfo (conejo y liebre). En el Departamento VIII aparece un recinto circular, con un diámetro de 14 metros, que podría haber sido utilizado como establo para guardar ganado.
Es muy posible que los poblados más importantes y mayores de El Argar impusieran su poder o su influencia a las restantes comunidades de la región. Es probable que este papel lo desempeñara alguno de los siguientes: El Argar, La Bastida o Cuesta del Negro. Estos tres asentamientos estaban bien provistos de grano y carne, por lo que podían estar protegidos económicamente gracias a un sistema de intercambio de alimentos por metal.