¿Dónde se ubican?
Su distribución espacial varía en función de las características de la masa de agua, estando presente en profundidades que oscilan entre los 0,5 m y los 30-40 m de profundidad.
Su reproducción es generalmente asexual, a través de rizomas o tallos subterráneos, aunque también se puede realizar sexualmente a través de flores que crecen en grupos. La floración de las plantas, que no ocurre todos los años, se produce en los meses de septiembre a noviembre. A partir de estas flores se produce el fruto que es semejante a una pequeña aceituna.
El valor ecológico y figuras de protección
Desde diversas instancias se ha dotado a las praderas de Posidonia oceanica de un estatus de protección legal con el fin de paliar su continuo deterioro. En aplicación de la Directiva europea 92/43/CEE del Consejo, las formaciones de Posidonia oceanica con mayor grado de conservación del litoral de la Región de Murcia (praderas frente a La Manga, Calblanque y Calarreona de Águilas), han sido designadas por acuerdo del Consejo de Gobierno de 28 de julio de 2000, como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC).
Sus beneficios en el mar
La posidonia es un importante productor primario. Aporta al medio marino, de manera directa o indirecta, grandes cantidades de materia orgánica aprovechable como alimento por infinidad de seres vivos, entre ellos muchos peces de importancia pesquera.
Las praderas son el lugar de puesta y refugio de abundantes peces, crustáceos y moluscos, enriqueciendo la biodiversidad del medio marino y garantizando su mantenimiento.
Como plantas verdes que son, las praderas de posidonia producen una elevada cantidad de oxígeno, indispensable para el desarrollo de la vida; y a la vez fijan CO2, contribuyendo a reducir los efectos nocivos del exceso de este gas sobre la atmósfera.
Las praderas de posidonia fijan importantes cantidades de sustancias en suspensión en el agua, generando un efecto de depuración y limpieza de las mismas.
La disposición de las praderas de posidonia a modo de arrecifes o barreras paralelas a la costa, reduce y disipa considerablemente la incidencia de la energía de las olas sobre las zonas de playa, evitando la pérdida de arena al disminuir los procesos erosivos.
Los arribazones depositados en la orilla sirven de alimento a infinidad de crustáceos y moluscos, que a su vez son comidos por especies de aves protegidas y escasas en el Mar Menor, tales como los vuelvepiedras, los correlimos, etc. En ocasiones, los arribazones más alejados del agua y próximos al pie de las dunas son utilizados por el chorlitejo patinegro para colocar sus nidos. También, especies como la terrera marismeña colocan sus nidos junto a pequeños acúmulos de posidonia para camuflarlos.
A lo largo del tiempo, los restos de posidonia han sido utilizados por el hombre con diferentes fines. Así por ejemplo, se han usado para proteger y embalar objetos de vidrio y cerámica, o para rellenar colchones, almohadas y cojines, como cama del ganado en los establos, e incluso como abono. También se ha usado en medicina popular, donde se le atribuyen numerosas propiedades (astringente, respiratorio, limpiador facial, etc.).