No se conserva ningún documento original sobre la compra o donación de la imagen del Cristo Amarrado a la Columna aunque sí existe constancia de que llegó a Jumilla entre los meses de junio y julio de 1756.
En el archivo de la biblioteca del Convento de Santa Ana se halla un manuscrito del año 1934 titulado "Libro de la fundación de este Convento; Limosnas especiales... Guardianes... Terceras Ordenes... etc." que copia manuscritos anteriores. En el folio 69 del mismo, el Reverendo Padre Manuel Guardiola, natural de Cieza, Guardián del Convento de Santa Ana desde el 8 de septiembre de 1753 hasta el 16 de octubre de 1756, relatando los objetos adquiridos para la Iglesia durante su gestión menciona lo siguiente:
'En la Iglesia. Una imagen de Cristo a la Columna, para el nicho del Ecce-Homo y a su similitud, de manos de D. Francisco Salzillo, célebre escultor.'
Llegada del Cristo a Jumilla
El nicho al que alude el Reverendo Padre Guardiola es el mismo que actualmente ocupa la imagen cuando ésta se traslada al Convento, y el Ecce-Homo es un lienzo de finales del siglo XVI, muy deteriorado, que se conserva actualmente en el Museo del propio Convento de Santa Ana. El coste de la preciosa imagen del Cristo fue de 1.500 reales de vellón, dato que se anota al margen del mencionado manuscrito.
No se sabe con exactitud la fecha de la llegada del Cristo a Jumilla, aunque sí disponemos de datos que nos permiten establecer una fecha aproximada. El 5 de junio de 1756 estuvo en Jumilla el señor D. Jerónimo Spínola, arzobispo de Laodicea y nuncio de su Santidad en los Reinos de España, concediendo indulgencias a las imágenes y cuadros del Convento de Santa Ana, entre las que no se menciona la imagen del Cristo. Sin embargo, en el documento de las indulgencias firmado por el mismo arzobispo en Madrid, con fecha del 15 de julio de 1756, se cita al "Cristo vapulati"; por lo cuál, podemos suponer que llegó al Convento entre esas dos fechas.
De lo que sí existe certeza absoluta, es de que la imagen fue encargada por el Padre Guardián y pagada por el mismo, sin duda alguna para usarla con el fin de despertar la piedad popular.