La diputación de Morata posee un paraje natural muy destacado por la riqueza de su biotopo, este se extiende al amparo de los relieves y pliegues meridionales de la Sierra de Almenara y se le conoce como el Valle de Morata.
De la riqueza de este paraje da cuenta el padre Morote, que describe la zona en 1741, con el nombre de Torre Morata, como un valle muy rico, atravesado por ramblas como la de Ugéjar o Pastrana y con numerosos cultivos de legumbres, hortalizas, frutas y cereales.
La zona hoy día todavía muestra huertos de olivos y almendros, además de mantos de albaidas, un arbusto poco elevado y propio de suelos calizos y climas en los que no hay heladas; en estos parajes, de clima cálido, puede verse floración buena parte del año.
Los cultivos en las zonas del valle cercanas a las ramblas siguen extendiéndose a lo largo y ancho de pendientes. Se trata de toda una tradición de técnica de cultivo ya que con los desniveles acusados en zonas de glacis o conos de deyección se consigue por un lado que lo cultivado no se vea afectado por heladas y, por otro, un mayor aprovechamiento de las aguas de escorrentía.
En la cabecera del Valle se encuentra una finca que en su día fue residencia del poeta lorquino Eliodoro Puche y que hoy día ofrece una hospedería rural. Junto a este ámbito dedicado al turismo rural se extiende una reserva biológica, la de Los Rebollos que junto a la de Los Manqueses, también en Morata, está dedicada a la protección del águila real y la perdicera.
En esta finca se sitúa una de las ramblas que recorren el territorio moratero, se trata de la rambla de Los Plazas, en la que abundan los lentiscos y cultivos de granados y olivos. A través de una ruta que comienza en esta rambla en dirección a los relieves de la Sierra de Almenara, se puede llegar hasta la Cueva del Agua. Se trata de cavidades en la zona rocosa del Talayón cuyas superficies de calizas impermeables han dado lugar a oquedades en las que se filtra y acumula el agua de evaporación dando lugar, en ocasiones, a pozos de agua.
La Cueva del Agua es apreciada por sus condiciones para practicar la espeleología y ya ha sido topografiada. Se suele utilizar como lugar de iniciación para jóvenes o espeleólogos aficionados.
Debemos hacer mención de la riqueza mineral de Morata, explotada de manera intensiva en el último tercio del siglo XIX, en los cabezos del Cantalar y del Cuco, la propia Sierra de la Almenara, el Mesillo y La Carrasquilla. Estas minas eran ricas en hierro y aún hoy pueden encontrarse pequeñas vetas y afloramientos en superficie.