Las excavaciones en el yacimiento de La Bastida constatan que el patrón de asentamiento responde a terrazas escalonadas, con plantas que van desde las absidiales hasta las cuadradas y rectangulares.
Fases de enterramientos
Se han individualizado 13 recintos, de los XXI departamentos excavados, que poseen algún piso de habitación, ocho viviendas con dos niveles y cinco con uno. No parece del todo claro que existiesen dos fases de ocupación, pero lo que parece claramente descrito es que hubo dos etapas de enterramiento. Las sepulturas de las excavaciones, procedentes de los trabajos publicados por M. Santaolalla y Argés-Posac, agrupadas por unidades de habitación y por fases, arrojan luz sobre ciertas características económicas y sociales de los habitantes del poblado de La Bastida de Totana, además de aportar valoraciones cronológicas.
Los XXI departamentos parecen indicar que en el año 1675 a.C. se podría situar el inicio de La Bastida, correspondiendo a la fase justo anterior a la expansión argárica. La presencia de útiles como el hacha, el collar o la preponderancia del enterramiento en urnas sitúa al cabezo de La Bastida en una fase contemporánea a El Argar Pleno. En la Fase II el poblado experimentó un desarrollo demográfico notable, que ocurriría tras un conflicto que afectó, al menos, a las 2/3 partes del área excavada y en el que estarían implicados los asentamientos próximos. En esta etapa se aprecia una mayor riqueza en algunas viviendas (XVIII-XIX y XI-XXI).
Detalle de los ajuares encontrados
El ajuar de los enterramientos dispuestos en los diferentes departamentos en que ha sido dividida la necrópolis de La Bastida aporta datos de gran interés para el estudio de la sociedad de este poblado, especialmente cuando se procede a contrastarlos. Aparecen algunas sepulturas sin ajuar, como es el caso de la 66 y 67 del departamento XII, enterramientos en urna pertenecientes a un adulto y a un niño. La carencia de ajuar en algunas sepulturas halladas desvela que la categoría social de sus ocupantes no sería excesivamente alta.
En los departamentos VII y VIII se encuentra la sepultura 37, la más rica del asentamiento. Se trata de un enterramiento doble, con ajuar compuesto por brazalete de bronce, dos sortijas de plata y tres de bronce, dos pendientes de plata y dos de bronce, otros objetos de plata, collar con cuentas de concha, hueso y piedra, y cerámicas con una tulipa al exterior. La presencia de hacha y collar, así como de adornos en cobre y plata, sitúan esta sepultura en el apogeo de la cultura. Merecen especial mención los departamentos IX y X, formados por una doble construcción absidial con dos niveles, donde el ajuar ofrece paralelismos con el hallado en las tumbas del yacimiento almeriense de El Argar, que vienen a indicar que dicha construcción fue realizada en el momento pleno de la cultura. Destaca el ajuar de la tumba 52 del departamento X, donde aparece un collar de cuentas de vértebras de pez, lo que puede indicar un intercambio entre La Bastida y los asentamientos costeros.
Los departamentos XI-XXI, considerados la habitación de producción metalúrgica, ofrecen enterramientos de la fase II provistos de ajuares de gran interés, en tanto que brindan muestras de un matiz social que puede implicar datos relevantes. Por ejemplo, las urnas de la fase II de las tumbas 56, 57 y 58 pertenecen a un adolescente y a dos niños y constan de ajuar, cosa poco común en los enterramientos infantiles. De ellas, es la 58 la más destacada, ya que pertenece a un niño con un ajuar rico compuesto de brazalete, pendiente de plata y de cobre. El singular hallazgo de la tumba infantil con rico ajuar señala que en la Fase II, al aumento de las diferencias económicas se une la aparición de las sociales. Se traspasan las barreras de parentesco dominantes, que ofrecían un estatus diferenciado, en virtud de la función que desempeñara cada individuo en la comunidad.
Ahora las relaciones sociales están determinadas por la economía status de nacimiento, es decir, el ajuar se adscribe a un individuo por nacimiento. Sin embargo, no debe entenderse esta circunstancia como la demostración de la existencia de clases sociales ya que, en ese caso, todos los miembros de una misma estirpe aparecerían con ajuares más ricos que los de las otras; sino como un cambio sustancial en las relaciones económicas. Otras sepulturas ofrecen enterramientos múltiples, tal es el caso del triple con ajuar hallado en la urna 80 de departamento XIV o la cista 76, doble con ajuar (hombre-mujer) de la fase I, que aparece fuera del enterramiento del departamento XIII, empotrada en el muro curvo. Las tres urnas y una cista halladas en este departamento presentan la singularidad de albergar ajuares compuestos únicamente por vasijas cerámicas.
Por último, destaca el departamento XVIII, ya que es el que presenta mayor número de sepulturas, además de ser el de más amplia superficie. La cista 1 contiene un puñal, un cuenco superior de una copa y un punzón. En el ajuar de algunas de las urnas aparecen elementos marinos, es el caso de las tres conchas perforadas, lo que vuelve a especular con la teoría de que La Bastida tuviese relación de intercambio de objetos con núcleos localizados en la costa. La posibilidad de que estos elementos se deban a que entre las actividades económicas desarrolladas por los habitantes de La Bastida se encontrase la pesca parece poco probable.