Cista
La cista es una tumba perteneciente a las primeras fases argáricas y suele estar realizada en un foso, revestido de unas 6 grandes lajas (piedras planas) a modo de caja. El material puede ser pizarra, caliza o yeso, dependiendo de las canteras más próximas al poblado. La cista tiene unas dimensiones aproximadas de 1 metro de longitud, 0,8 m de ancho y 0,5 m de fondo, formada por cuatro lajas laterales y dos de base (una sobre la otra), a las que habría que sumar las de la cubierta. Una vez enterrada la cista completa se dejaba colocado en la superficie del terreno una marca de señalización.
El atuendo del difunto
El cadáver aparece dispuesto en posición fetal, vestido con túnica blanca de lino o pantalones y túnica corta, acompañado de su ajuar, compuesto por objetos de metal como armas y útiles, objetos de adorno personal como pendientes o brazaletes, así como vasijas cerámicas y partes de animales (partes de bóvido, cérvido u ovicáprido). Con relación a las cerámicas se pueden encontrar diversas piezas, según la posición social que ocupaba el difunto, incluso diferentes alimentos. En algunas tumbas pertenecientes a personas que, aunque no ocupan los escalones más altos de la pirámide social, gozan de cierta categoría dentro del poblado, aparecen hasta cuatro cuencos, uno de ellos provisto de perfume, otro de un líquido que podría ser zumo de uva y dos con cereales. En algún enterramiento en cista se encuentra un pequeño receptáculo situado a los pies del difunto, fuera de la cista principal, en el que se depositó el ajuar. Probablemente se diera en los enterramientos de personajes muy importantes dentro del poblado.
Cista de mampostería
En La Bastida de Totana se ha documentado un enterramiento en cista peculiar, donde las lajas de piedra se sustituyeron por paredes de mampostería, formadas por piedras unidas con barro. Se excava una oquedad en el suelo anexo a los muros exteriores de la vivienda, y se introducen una serie de lajas a modo de caja para recubrir toda la oquedad. Estas lajas eran perfectamente elaboradas y niveladas, además de sujetarse con contrafuertes. Seguidamente se introduce el cuerpo del difunto, normalmente en posición fetal, y después se deposita el ajuar funerario compuesto principalmente por objetos de metal, hueso o cerámica pertenecientes al difunto o a su familia. Se procede a la cubrición de este enterramiento mediante otra laja de piedra que cierra la oquedad donde reposa el difunto. Finalmente se cubre la superficie con tierra. Es posible que en la zona se colocara algún tipo de señal, que indicara la ubicación de la tumba, tal como agrupaciones de piedras. Algunas cistas fueron abiertas con posterioridad, pero aún en época argárica, para introducir la pata de un animal, normalmente de un ovicáprido. Este ritual puede interpretarse como una ofrenda a un antepasado o un acto simbólico en memoria del difunto.