En la etapa previa, el Calcolítico, los poblados habían pecado de falta de urbanismo en su interior, contando con una acumulación de viviendas que conformaban un hábitat. Pero durante la Edad del Bronce, más concretamente dentro de la Cultura de El Argar, la ordenación de los poblados va a estar directamente relacionada con el carácter de la nueva sociedad, dividida en estructuras sociales, que se manifiestan en una disposición piramidal tanto de sus habitantes como de la distribución de edificaciones en los cerros. A esta nueva disposición social y material en el cerro hay que unir la necesidad de defensa de la población, el control de las áreas de captación de recursos más cercanas al poblado, así como la realidad de una creciente demografía, que hacía del alojamiento y la comodidad en el interior de los poblados una necesidad para sus habitantes.
Estructura del poblado y de sus viviendas
Una de las características más importantes de la distribución de las viviendas a lo largo del cerro de La Bastida es su adaptación al medio, de acuerdo con las necesidades propias de un gran poblado. Esta adaptación se realizó a través de numerosas terrazas, construidas mediante un corte del terreno en el que se formaba un banco corrido, asentando sobre él un muro maestro de aterrazamiento. Seguidamente se aplanaba el terreno hasta crear la superficie requerida para la edificación y se construían el resto de muros de la casa. Probablemente la disposición de estas terrazas ayudó a ubicar distintos grupos de viviendas unidas por una misma condición social o laboral.
En las terrazas medias se localizaba un grupo social de pobladores, que trabajaban en las distintas esferas de producción del poblado: metalúrgicos, mineros, ganaderos, agricultores y alfareros. Las viviendas de estos grupos solamente se diferenciarían en tamaño y en su ajuar interior, ya que tanto los materiales como los sistemas constructivos serían similares para todos. La pirámide social argárica ubicaba a los altos mandos de la política en los lugares más elevados del cerro y con mejor disposición defensiva, circunstancia deducida, a partir de la calidad de los ajuares funerarios encontrados en las inhumaciones de las casas, ubicadas en las terrazas superiores de otros poblados argáricos como El Argar o Castellón Alto.
Descubrimientos que justifican esta distribución
En la actualidad las excavaciones de La Bastida han descubierto partes importantes de estas terrazas y los vestigios hallados en varios puntos del cerro han ofrecido información suficiente, para atestiguar que posiblemente la práctica totalidad de la elevación montañosa se encontraría ocupada por viviendas. Lamentablemente la zona Norte del cerro fue aterrazada para realizar una repoblación de pinos carrascos y las estructuras argáricas se perdieron.