Un linaje emprendedor
Cabe señalar que los D'Estoup, a pesar de tener varios hijos en cada matrimonio, sólo uno dejaba descendencia, ya por entrar los otros en religión, por muertes tempranas o porque así lo disponía el destino. Puestas así las cosas y para que no se dispersaran los bienes adquiridos tenían en convenio, ya mediante donaciones o ventas, que las heredades viniesen revertiendo en el hermano con descendencia; de ahí que siendo grandes emprendedores, aunque no afortunados en los negocios, llegasen a poseer con el tiempo una considerable fortuna. Que fueron grandes emprendedores lo prueba el hecho de fomentar la industria en Murcia, levantando fábricas de tejidos, de harinas, de azúcar, de coñac, etc. La de azúcar se hundió al perderse Cuba. Para la de harinas, La Innovadora que se ubicaba en la antigua salida de Murcia hacia El Palmar, frente a la actual Colonia San Esteban, fueron a buscar técnicas a Hungría.
Habían comprado tierras y fincas al Duque de Pastrana (en el Señorío de Las Torres) y al Marqués de Corvera, entre otros; así pues, tenían vastas posesiones un poco por todas partes: Las Torres, Aljucer, Nonduermas, Santo Angel, La Alberca, Orihuela, Fuente Alamo, Corvera, San Javier, Murcia.
Por lo que se refiere a Las Torres de Cotillas, poseían en tierras de regadío más de 1.200 tahúllas; las 2 escuelas de fines del S.XIX e inicios del XX pertenecían, una al Marqués de Corvera y la otra a la familia D'Estoup. Cobraban por su uso anual 150 pesetas, que subieron a 200 pesetas a partir de 1921. Por otra parte, en el predio conocido por el Taray ó Taraiz, compuesto de 16 fincas más pequeñas, don Florencio (hijo de José María D'Estoup y Garcerán) levantó una bodega especializada en la producción de coñac. La Finca del Torreguil, de tanto renombre hoy en Murcia, se perdió, de forma dudosa, al entablar un pleito la Vda. de don Manuel D'Estoup y Cayrón.