Es difícil concretar en qué momento comienza la Historia Moderna de esta localidad pero, teniendo en cuenta la trayectoria de estos parajes como zonas de cultivos de cereal y la cercanía de Moratalla, con su gran carga histórica como zona de fronteras y fortificaciones, podremos afirmar que sus comienzos como pedanía se remontan a una primera cortijada en el Campo de Zacatín.
Sabemos que la Orden de Santiago estuvo vinculada a Moratalla desde el siglo XIII, cuando en varios documentos se hace mención a núcleos mudéjares administrados por la Orden Militar. En 1280 comenzarían las repoblaciones cristianas en la comarca. Los primeros pobladores serían aquellos agricultores que ya roturaban las tierras en 1488, en víspera de la caída de la frontera granadina. La repoblación cristiana llevada a cabo en el territorio se encargó a la Orden de Santiago, plenamente vinculada desde entonces a Moratalla.
Hay noticias en el siglo XVII de la ermita de San Bartolomé, mencionada en un testamento de 1607, y este dato nos indicaría que El Sabinar se trataba ya de un núcleo de población de cierta entidad, si bien dependió siempre de la parroquia de Santa María. Sabemos que en el siglo XVIII se construyó una tercia para almacenar el grano recogido, para cubrir los diezmos a pagar a la Encomienda de Santiago.
Sin ser un núcleo de población protagonista de grandes sucesos contemporáneos, El Sabinar sí nos proporciona datos en sus movimientos demográficos, que son paralelos al desarrollo de la comarca del Noroeste murciano. El mayor índice poblacional de esta pedanía se dio a mediados del siglo XX, llegando a constar en los años 60' de un total de 1057 habitantes pero, a partir de este momento, coincidiendo con el mayor desarrollo industrial de la Región de Murcia, comenzó el descenso demográfico de El Sabinar.
La emigración continua de sus habitantes a zonas urbanas próximas a la pedanía o a municipios colindantes como el de Caravaca han despoblado estos parajes que, sin embargo, actualmente destacan por las amplias posibilidades de desarrollo como centros de turismo rural, aprovechando la belleza y singularidad de sus paisajes.